¿Se incrementan las fracturas en la oposición venezolana tras la designación del CNE?

Sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) en Caracas, Venezuela. [Foto de Archivo]

En Venezuela los acuerdos políticos deben centrarse en trabajar en soluciones tangibles a la crisis de los ciudadanos, sumergidos en su dinámica de supervivencia y cada vez más desconectados de la oposición tradicional, apunta el consultor político Pablo Andrés Quintero.

¿Qué pasará en Venezuela? ¿Participará la oposición en las próximas elecciones? Son unas de las tantas interrogantes de los ciudadanos ante la incertidumbre y el letargo en el que se sumió el país como consecuencia de la pandemia del COVID-19.

A pesar de que emana del Parlamento electo en 2020, cuya legitimidad ha sido cuestionada incluso por la comunidad internacional, para una parte de la dirigencia política la designación de la nueva junta directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) es considerado un “gesto significativo” que genera esperanzas de iniciar el avance hacia un proceso de “entendimiento, negociación y reinstitucionalización del país”.

A juicio de la analista política Indira Urbaneja, directora de la organización sin fines de lucro Reunificados, podría imponerse la visión de los sectores de la oposición que consideran necesario participar en los venideros procesos electorales y que no se detienen en el argumento de la “crisis legitimidad” que, a su juicio, “afecta a todos”.

“Hay una gran demanda de la sociedad civil en querer avanzar, en no querer quedarse con los brazos cruzados hasta que la comunidad internacional, Maduro, Guaidó, se pongan de acuerdo, yo creo que quienes rechazan este CNE van a quedar aislados”, estima.

Urbaneja considera que el país comenzará a “moverse” para exigir condiciones y recuerda que no basta con el nombramiento de una nueva directiva.

“Los factores democráticos tienen que volver a la base social, tienen que volver a la calle, tienen que organizarse para darle la pelea al PSUV, y yo creo que eso es lo que le va a suceder al país”, afirma Urbaneja.

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Para el consultor y politólogo Pablo Quintero, las diversas agendas en la oposición venezolana comenzarán a dejar en evidencia mayores fracturas.

“Hay una oposición local con la agenda de votar y participar con algunas condiciones mínimas que se presenten, pero por otro lado vemos una oposición en el exterior con una agenda totalmente distinta. Vamos a ver quienes son los dirigentes políticos que aspiran a darle continuidad al Gobierno interino y otros que aspiran a optar por una estrategia un poco más sensata, tangible y creíble”, expresa.

Para Quintero, las figuras que ahora forman parte del poder electoral son “un poco más equilibradas” en comparación a lo que se ha visto en los últimos años, sin embargo, añade que no es garantía “de que las cosas van a salir bien para la oposición”, pero de alguna manera representan “una oportunidad para el crecimiento político de algunas organizaciones y de hacer política en Venezuela para rescatar el valor del voto”.

“Es un desafío, no podemos medir su efectividad en dos o tres días, hay que esperar un plazo mínimo de por lo menos tres meses para evaluar qué tan efectiva es la designación y ver de qué manera el sector político opositor termina de plantear una estrategia local que no dependa única y exclusivamente de los apoyos internacionales”, subraya el consultor político.

Los expertos coinciden en que el nombramiento de las nuevas autoridades del poder electoral es producto de negociaciones entre diversos actores, entre ellos las Organizaciones No Gubernamentales, pero reconocen que no es suficiente.

Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por decenas de países, expuso en un comunicado que lo que calificó como “supuesto” CNE no ha sido avalado ni negociado por el gobierno interino ni por las organizaciones políticas que forman parte de la recién creada Plataforma Unitaria.

“Maduro sólo busca bajar la presión, engañar y dividir tanto a las fuerzas democráticas nacionales como a la comunidad internacional, y tratar de eludir un proceso serio de negociación, que cuente con el aval de las principales democracias del mundo”, puntualizó el texto.

“No serán otra cosa que un espejismo” si insisten en no participar en elecciones, dijo recientemente a la oposición Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento de 2020, quien también reiteró que este año habrá elecciones regionales para escoger a 23 gobernadores y 335 alcaldes.

Comunidad internacional

Deben rescatarse los puntos en común que en los últimos días han manifestado Estados Unidos y la Unión Europea sobre la designación del CNE, estima Quintero.

Ninguno excluye los mecanismos del dialogo y la negociación y, además, coinciden en que el conflicto venezolano debe solucionarse por la vía pacifica y democrática, traduciéndose en elecciones libres y competitivas.

“Hay una sincera demostración por parte de Estados Unidos de servir como puente, como negociador, como garante de que este proceso de designación sea respetado. Pero por parte de la UE hay una multiplicidad de opiniones, pero el punto en común es que ven con buenos ojos este gesto que no es nada gratis en política”, explica el politólogo.

Los actores políticos venezolanos tienen “su lobby” afuera y cada uno va a intentar respaldar su encuadre estratégico con esos actores, una situación que, según Quintero, podría desatar “una guerra de lobbies” que pudiera generar divisiones a largo plazo en la oposición.

La semana pasada fueron designadas las nuevas autoridades electorales. Tres de los cinco rectores principales han mantenido vínculos con el chavismo, mientras que dos son considerados cercanos a la oposición.

El último proceso electoral llevado a cabo en Venezuela que obtuvo el reconocimiento de la comunidad internacional fueron las parlamentarias celebradas en el 2015.

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