¿Es significativo que el memorando de entendimiento firmado la semana pasada en México para inaugurar el diálogo político sobre Venezuela designe a la oposición como plataforma unitaria y omita la mención al gobierno interino de Juan Guaidó?
Analistas discrepan sobre el punto: para algunos, sí es relevante; para otros, es mera formalismo.
El gobierno de Nicolás Maduro y quienes se le oponen inauguraron el viernes en Ciudad de México un proceso “intenso e integral” de negociaciones para destrabar la prolongada crisis política, social y económica de Venezuela.
El memorando firmado incluye siete puntos de agenda, entre los que destacan la obtención de “derechos políticos para todos” y el levantamiento de sanciones contra el oficialismo venezolano. Se refiere a la oposición como “plataforma unitaria” y no alude al llamado “gobierno interino” que se instaló en enero de 2019 en Venezuela bajo el alegato de que Maduro usurpaba la presidencia.
Guaidó, recientemente escogido como líder del Parlamento venezolano, se juramentó el 23 de enero de 2019 como presidente interino del país bajo el alegato de que Maduro, reelecto un año antes, usurpaba la presidencia al ganar unas elecciones presuntamente fraudulentas y desconocidas por el mundo.
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Sesenta países del mundo, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Colombia y la mayoría de los miembros de la Unión Europea, lo reconocieron con ese título.
El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón Deza, estima que al gobierno de Maduro “no le quedó más remedio que sentarse con esta oposición” liderada por Guaidó.
También lea Maduro no descarta un “diálogo directo” con EE. UU.En entrevista con la Voz de América, el analista subraya que la delegación opositora que participa en el diálogo en México trasciende a los partidos e individuos que componen el gobierno interino de Juan Guaidó.
“Son dos cosas distintas. El gobierno interino fue un intento por desplazar a Maduro del poder, que al final no se logró, pero tiene el reconocimiento de algo más de 50 países y básicamente sirve para algunos fines, como la titularidad de algunos activos fuera de Venezuela”, expresa Alarcón Deza.
Examina al interinato de Guaidó no como un gobierno per se, debido a su falta de control de las instituciones y del territorio en Venezuela, que siguen en manos del poder ejecutivo que preside Nicolás Maduro desde 2013.
“Hay una representación amplia de la oposición en esa mesa que no puedes reducir al gobierno interino, que es Guaidó y algunos que nombró de algunos partidos. Conforman una entidad distinta”, apunta el abogado y autor.
“Costo” de la negociación
Maduro se refirió este lunes al efecto de la inauguración del diálogo en México en el rol político de Guaidó. “A ese gobierno títere lo aplastamos. Aplastamos, al tal Juan Guaidó. Ahora al imperio le queda revisar su política”, expresó en una rueda de prensa con periodistas internacionales en el Palacio de Miraflores.
Guaidó, sin embargo, ha liderado la participación de la oposición en el diálogo. En mayo, planteó la necesidad de un “acuerdo de salvación nacional”, que involucraba sentarse a negociar con Maduro. Dos de sus principales aliados, el exembajador Tomás Guanipa y su embajador en Washington, Carlos Vecchio, forman parte de la delegación opositora, de nueve integrantes, que también incluye a líderes de partidos que le respaldan, como AD y Un Nuevo Tiempo.
El abogado, politólogo y diplomático venezolano Alfredo Coronil Hartmann cree que la omisión del gobierno interino en el memorando es “muy importante” y lo considera, incluso, una renuncia a tal condición ante los ojos del mundo.
“Es de hecho y de derecho una renuncia a su condición del interinato reconocido por el mundo entero. Es un disparate, tiene consecuencia jurídica. Es, en mi opinión, prácticamente una capitulación”, afirma en entrevista con la VOA.
También lea ¿Cuáles son las claves del diálogo sobre Venezuela?Coronil Hartmann valora que la oposición llegó “muy debilitada” al diálogo en México, mientras Maduro mantiene el poder de facto en Venezuela. Opina que es un error que la oposición renuncie a sus ganancias, “así sean simbólicas”.
A su entender, el primer año del gobierno interino se caracterizó por un piso legal que se fue disipando con el paso del tiempo. “Fue una entelequia (ilusión, fantasía) desde el punto de vista legal”, dice, crítico de decisiones como habilitar un despacho de la esposa de Guaidó como primera dama de la República.
Juan Manuel Trak, sociólogo y doctor en ciencias políticas, considera que la oposición aceptó perder la narrativa sobre el gobierno interino de Guaidó como “costo” para iniciar un diálogo formal con Maduro con la facilitación noruega.
“Esta figura, si se quiere, fue más simbólica que real. Es un costo que ha tenido que pagar para que el gobierno acceda a sentarse en esta mesa. La ‘plataforma unitaria’ es una reconfiguración de la narrativa y la forma como se entiende este sector de la oposición a sí mismo”, asegura a la Voz de América.
Trak apunta que esa nueva conceptualización de la oposición implica la construcción de una alianza de partidos y organizaciones “mucho más incluyente y amplia”. En el pasado reciente, algunos movimientos y dirigentes políticos han criticado que un grupo opositor conocido como el “G4” tomen decisiones sin tomar en cuenta la opinión de una treintena de partidos menores.
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Una herramienta "útil"
La politóloga María Alexandra Semprún opina que el interinato de Guaidó “fue una herramienta útil para evidenciar los problemas de Venezuela” ante los ojos del mundo. “Es un factor que pesa para haber llegado una vez más a una negociación. Le dio plataforma de legitimidad a la oposición. Logró centimetraje en prensa y aglutinó la oposición en un momento determinado”, señala.
El también politólogo venezolano José Vicente Carrasquero considera, por su parte, que resultó “imposible” incluir una mención explícita a la presidencia interina de Guaidó en el memorando de entendimiento, debido a su “fuerte contenido diplomático” y a que Maduro gobierna de facto el país.
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“Quiere decir que esa es la gente que está a cargo del Estado de facto, como en efecto es, pero no es un asunto que le da legitimidad a Maduro ni a su gente, como han querido hacer ver algunos dirigentes políticos”, dice a la VOA.
El analista remarca que países involucrados en las negociaciones, como Canadá, Estados Unidos y la mayoría de la Unión Europea, mantienen individualmente su reconocimiento al gobierno interino del líder opositor.
El de Ciudad de México es el quinto diálogo formal entre el gobierno de Nicolás Maduro y sus opositores desde 2013. Sus críticos suelen recordar el fracaso de las negociaciones de República Dominicana, 2017, y Barbados-Oslo, en 2019.
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