Aunque el tablero político comienza a moverse nuevamente en Venezuela luego de varios meses de estancamiento, el panorama continúa siendo incierto para los venezolanos que esperan una solución a la crisis agravada tras la pandemia de COVID-19.
La propuesta de un "acuerdo de salvación nacional" a través de una negociación, presentada por Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por decenas de países, y la posterior declaración del presidente Nicolás Maduro, quien se mostró dispuesto a reunirse con “toda la oposición” con apoyo de la Unión Europea, Noruega y el Grupo Internacional de Contacto, no deja de generar nuevas expectativas.
A juicio del politólogo Arturo Peraza, el gobierno de Maduro busca legitimidad y en ese sentido “suelta elementos de poder”, mientras que a la oposición liderada por Guaidó no le quedaba otro camino que “reelaborar la estrategia”, buscando algún camino que lleve a elecciones.
“Estas elecciones, lo que se está debatiendo es si van a ser presidenciales o sólo regionales, aquí es donde va a centrarse el pulso o qué orden van a seguir las elecciones”, afirma el experto.
Peraza considera que la designación de la nueva directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE), “ha abierto una brecha importante” porque para un sector de la oposición, dos de los rectores que la conforman tienen credibilidad, lo que “ha inspirado por lo menos una muy pequeña pero importante sensación de confianza”.
También lea Guaidó: “Una elección libre y justa no es mendigar”Consultado por la VOA, el también vicerrector de la Universidad Católica Andrés Bello en Guyana, considera que la amenaza cierta de que la Corte Penal Internacional (CPI) actúe en los casos de crímenes de lesa humanidad y la posibilidad de levantamiento de sanciones, son dos de los elementos que estarían llevando al gobierno a buscar una negociación.
“Ya el gobierno, creo que está tarde porque ya se han configurado los delitos y una situación de delito no es objeto de una negociación ordinariamente, pero entiendo que eso genera grave preocupación al gobierno”, expone.
“Aquí sí creo que la comunidad internacional tiene que ser lo suficientemente perspicaz como para decir, en la medida que haya signos que efectivamente evidencien una voluntad política seria, pueden irse dando señales desde el otro lugar, que permitan levantar elementos de sanción, particularmente aquellas que están afectando a la población civil venezolana”, agrega Peraza.
El politólogo y consultor Pablo Andrés Quintero coincide en que, de momento, no se deben anticipar los escenarios que, además, lucen bastante complejos, y destaca el enfoque de las sanciones.
“Al final el objetivo estratégico del gobierno es liberar las sanciones, al gobierno no le conviene retratarse con Guaidó, ni le interesa Guaidó, ni tampoco necesita algo de Guaidó, necesita algo de Estados Unidos, pero no de Guaidó. Entonces puede que se generen algunos estímulos para esa negociación, como la devolución de algunas tarjetas electorales a cambio de participación y diálogo. Muchas cosas están en desarrollo, todo puede suceder de ahora en adelante”, dice.
“Ver para creer”
El más reciente diálogo facilitado por Noruega entre la oposición y el gobierno ocurrió en 2019 y fracasó al no haber acuerdo en cuanto a la propuesta de la oposición de celebrar elecciones presidenciales, por considerar que el proceso de 2018 en el que Maduro fue reelecto, fue “fraudulento”.
En ese sentido, ¿qué debe ser diferente en caso de que próximamente se inicie un nuevo proceso de diálogo?
Para Quintero, tendrían que existir “compromisos y respuestas concretas” por parte del gobierno en torno a lo que se suscriba en la mesa de negociación.
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Venezuela: Guaidó plantea nueva posibilidad de diálogo
“Es decir, si el gobierno habla de que va a liberar presos políticos tiene que demostrarlo, si el gobierno habla de que va a fijar una observación internacional de cara a las elecciones libres y transparentes, tiene que manifestarlo. Es ver para creer, es hablar con resultados y medir el impacto de estas negociaciones a través del desempeño”, agrega.
El consultor considera que la declaración de Maduro es una demostración “no de buena fe”, sino parte de la estrategia del gobierno pues “así funciona la política”.
“Y por parte de la oposición, tampoco quiere sentarse con Maduro, la oposición quiere sacarlo, pero ve que ante la fallida estrategia de Guaidó, de la abstención, de la inercia, el costo político de negociar es mucho más bajo que seguir confrontando”, subraya.
En todo caso, Quintero insiste en la relevancia de la participación de Noruega, la UE e incluso la iglesia católica en un eventual proceso de negociación.
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