La falta de donantes, las renuncias del personal especializado y la escasez de reactivos complican la labor de los bancos de sangre en Venezuela y ponen en riesgo la atención médica en caso de una emergencia nacional.
"No hay suficiente sangre en Venezuela para atender una catástrofe. Responsablemente lo digo, ni en los públicos, ni en los privados. Hay un desbalance terrible entre las necesidades reales del país y lo que se recibe en donaciones", advierte sin titubeos la hemoterapista Lía Talavera, coordinadora del banco de sangre del Grupo Médico Santa Paula, en Caracas.
Aunque las instalaciones que están bajo su tutela cuentan con todos los equipos e insumos, Talavera apunta que los centros públicos no corren con la misma fortuna.
“Vemos cómo la responsabilidad de conseguir la sangre se traslada al familiar y, a veces, ese familiar tiene que ir de hospital en hospital buscando la sangre. Si nosotros la tenemos, se la damos”, explica Talavera.
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Por ello, a menudo las redes sociales en Venezuela se llenan con mensajes solicitando donantes.
“No todo el mundo tiene 10 personas que quieran donar sangre", explica Jesús Molina, mientras aguarda frente al Banco Municipal de Sangre de Caracas a un pariente que dará sangre para su pareja, quien espera una intervención quirúrgica desde hace 2 meses.
La sangre es primordial para atender eventuales complicaciones en casos de cirugías oncológicas, por accidentes de tránsito o por heridas por armas de fuego.
De acuerdo con la hematóloga Maribel Meléndez, para que los bancos estén abastecidos se necesita que entre del 3 al 5 por ciento de la población done, pero en Venezuela apenas uno por ciento lo hace. No en vano, el problema, señala Meléndez, tiene otras aristas.
También lea Enfermera venezolana ayuda a los desplazados en Arauquita"¿Por qué un Banco de Sangre atiende a solo 20 donantes si tiene hasta 40 pacientes esperando por transfusiones? Porque sencillamente no tiene reactivos, no tiene serología. El día que tienes la serología, no tienes a la bioanalista para procesar. El día que viene la bioanalista, se va la luz", acota Meléndez, coordinadora del grupo de medicina transfusional de la Sociedad Venezolana de Hematología.
Según sus cálculos, la mitad de los bioanalistas y hemoterapistas de Venezuela han renunciado por los bajos salarios, un obstáculo más para que la sangre que se dona pueda ser procesada.
"Tenemos muchos pacientes que están necesitando sangre y que se están quedando esperando en el hospital o en su casa porque llegue el producto, y cuando ese producto llega, pone al médico en la difícil situación de tener que decidir a quién se la va a administrar. Si tienes 20 donantes y 30 pacientes, 10 se te van a quedar por fuera. Todos los días, en algún centro privado o público, un paciente se queda sin transfundir", lamenta.
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