Venezuela está entre los cinco países percibidos como más corruptos de los 180 evaluados por Transparencia Internacional y es el primero en Latinoamérica, según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de 2020.
Venezuela obtuvo 15 puntos en una escala del 0 al 100, siendo 0 “corrupción elevada”, de acuerdo con el informe de la organización publicado este jueves. En 2019, obtuvo una puntuación de 16.
En 2012, la nación sudamericana estuvo en el puesto 165; consiguió la posición 158 en 2015; el año pasado estaba en el 173, y ahora está en el 176, junto a Yemen.
Mercedes De Feitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, asegura que este resultado “no es sorpresa”.
“Esa es la tendencia de la percepción de corrupción de Venezuela en los últimos años y no creo que ningún venezolano tenga duda sobre esa calificación”, apuntó en un comentario solicitado por la Voz de América.
Es la tendencia de la percepción de corrupción de Venezuela en los últimos años"
Mercedes De Feitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela
De Feitas señaló que incluso las autoridades han hecho mención de la necesidad de atacar este problema. Sin embargo, agregó: “El uso político de la corrupción nos ha hecho mucho daño, cuando se usa para atacar al enemigo, al contrincante, al que está del otro lado de la acera política y no se toman las medidas reales”.
Esta situación, expuso, se traduce en una “afectación terrible” a toda la población, pero especialmente a quienes “no tienen cómo superar las limitaciones que día a día imprime la corrupción”.
Un panorama complejo
Nicmer Evans, politólogo y magíster en psicología social, considera que el ranking de Venezuela es un “reflejo claro de un fenómeno acumulado durante décadas”.
“Deriva de una concepción de Estado y un sistema económico que ha generado una destrucción absoluta del tejido ético del relacionamiento entre los ciudadanos venezolanos”, indicó Evans a la Voz de América.
Para este año, señala que es importante generar referentes distintos desde el punto de vista político que confronte el tema de la corrupción. Sostiene que “lo primero es que haya Estado de Derecho en el país, y, democracia”, para luego lograr una “reconstrucción de la justicia” .
“Si aquí no hay culpables y aquí no hay responsables del desfalco de la nación, no va haber ningún tipo de elemento ejemplarizante que construya una referencia social para saber que si yo me voy por este camino, voy a terminar de esta manera”, señaló Evans.
De Freitas recuerda que ya hay un mandato de la Coalición Anticorrupción de unos doce pasos para tratar este problema en la nación sudamericana. Sin embargo, añade que la tarea no es fácil y que involucra la “conciencia y acción” de la sociedad.
“La invitación es que cada uno de los ciudadanos se convierta en un defensor de la transparencia, de la equidad, de la honestidad, de cada uno de los espacios del sector público”.
La directora del capítulo venezolano consideró que el Estado debe empezar a “hacer esfuerzos importante de transparencia” en el tema del COVID-19 y las compras, distribución y aplicación de la vacunas.
“Cada dólar (…) cuenta porque van a hacer falta. No se pueden malgastar en nada. Cada recurso que se vaya a la corrupción se puede transformar en hambre y muerte para los venezolanos”, apuntó.
¿Y cómo está el resto de la región?
En América, dice el organismo internacional, algunos gobiernos han aprovechado la crisis generada por la pandemia para “consolidar su poder, mientras otros ciudadanos se quedan sin acceso a recursos de emergencia”.
América tiene una puntuación media de 43 de 100 puntos, por quinto año consecutivo, por eso fue calificada por el informe como un “escaparate de corrupción y mala gestión de fondos en una de las regiones peor afectadas por la COVID-19”.
Canadá (77 puntos) y Uruguay (71 puntos) tienen la puntuación más alta. Transparencia Internacional señaló que Uruguay, que ocupó la posición 21, invierte fuertemente en atención médica, lo que ha ayudado a responder a la propagación del coronavirus. Además, tiene un sólido sistema de vigilancia epidemiológica, lo que le ha ayudado también con otras enfermedades como la fiebre amarilla o el zika.
También lea El Centro de la Noticia: "Corrupción en Tiempos del COVID-19”Desde 2012, el primer año con metodología empleada para permitir la comparación de puntuaciones de un año a otro, 26 países han mejorado significativamente sus puntuaciones, entre ellos se encuentran Ecuador (lugar 39, con 39 puntos), Guyana (83, con 41 puntos). En cambio, países como Guatemala (149, con 25 puntos), han disminuido sustancialmente las puntuaciones.
México alcanzó el lugar 124 de la lista con 31 puntos, y Brasil, el 94, con una puntuación de 38.
Entre otros de los países latinoamericanos mejor situados están Costa Rica con 57 puntos, en la posición 42. Le siguieron Cuba, en el puesto 63, con 47 puntos; y Argentina, que obtuvo el puesto 68, con 42 puntos.
Además de Venezuela, en las peores posiciones están Guatemala, Honduras (24 puntos, en el puesto 157), Nicaragua (22 puntos, en la posición 159), y Haití (lugar 170, con 18 puntos).
El informe del IPC sugiere observar a Perú y Honduras. El primero porque, a pesar de que ha subido dos puntos (38) en la plaza 94, continúa “estancado en el índice”, desde el 2012.
También lea Congreso de Perú destituye al presidente Vizcarra“Perú sufre corrupción estructural, impunidad e inestabilidad política. En menos de cinco años, el país ha rechazado a cuatro presidentes, tres de los cuales están siendo investigados por corrupción”, dice el informe.
En cuanto a Honduras, reseña que la pobreza y la desigualdad se han exacerbado, gracias a la pandemia y los huracanes que han azotado al país centroamericano.
Tiene “instituciones débiles” y la “lucha contra la corrupción es poco esperanzadora”, lo que ha causado “pérdidas millonarias”, dice Transparencia Internacional. A esto se le suma la “falta de planificación” para comprar suministros relacionado con el virus y “precios excesivos en material sanitario y acuerdos” de los hospitales de campaña.
Panorama en Estados Unidos
El país norteamericano cayó en el índice mundial de corrupción a su nivel más bajo en ocho años. El organismo de control dijo que las "desviaciones graves" de las normas democráticas influyeron con la caída.
Estados Unidos pasó de 69 en 2019, a 67, en 2020.
“Las dificultades de la administración para supervisar el uso de la suma de un billón de dólares, asignada a la lucha contra la COVID-19, generó una gran inquietud en torno a la corrupción”, dice el informe. Además, supuso un “retroceso de las normas democráticas”.
Con 88 puntos cada una, Dinamarca y Nueva Zelanda se sitúan a la cabeza del índice. En la cola se encuentran Siria, Somalia y Sudán del Sur, con 14, 12 y 12 puntos respectivamente.