El cardenal venezolano Baltazar Porras ha sido crítico del Gobierno de Nicolás Maduro desde el comienzo de su gestión y ha acompañado al episcopado nacional a denunciar lo que califican como "gravísima situación que atraviesa el país". Sereno y sin estridencias, el Cardenal ha insistido en el entendimiento como vía de resolución del conflicto interno.
Mientras oficialismo y oposición han asomado la posibilidad de un eventual retorno a una mesa de negociaciones, esta semana llega a Caracas una misión técnica de la Unión Europea, cuya función será evaluar las condiciones del sistema de votación venezolano, previo a las elecciones de gobernadores y alcaldes, convocadas para el 21 de noviembre. Una visita que el cardenal considera positiva.
"Sabemos que estamos en una situación bien compleja en Venezuela, una crisis que la única manera de superarla es negociando, hablando, intercambiando; y en la medida que la presencia de organismos internacionales ayude a que pueda haber un entendimiento entre las partes, tiene que ser bienvenida", dijo en conversación con VOA.
Sin embargo, el religioso afirma que la ciudadanía ha perdido "confianza" y "credibilidad" en un futuro proceso de diálogo, dada la falta de resultados que produjeron encuentros anteriores entre el chavismo y sus detractores, el más reciente, en 2019, avalado por el Reino de Noruega.
También lea Analistas: “Sin la Iglesia católica no hay posibilidad de arreglos en Venezuela”"La población conoce poco los parámetros dentro de los cuales se hacen esas conversaciones, cuáles son las condiciones y - sobre todo - en qué medida estas mediaciones toman en cuenta la necesidades reales de la gente, que pasan por lo más elemental de la supervivencia", sostuvo el prelado de 76 años, teólogo y miembro de la Academia Nacional de Historia.
El cardenal afirma que la Iglesia puede desempeñar un rol de facilitador y no de mediador en futuros encuentros. "¿Qué significa facilitar? Que los distintos puedan sentarse en medio de un respeto mutuo, en el que haya unas normas mínimas. Que, con la presencia nuestra, se avance y que no sólo sea, como lamentablemente puede haber sido hasta ahora: hacer reuniones, tomar fotos, decir que se está en camino y siempre se está partiendo desde cero. Las exigencias que hemos puesto para participar en cualquier cosa es que no sea a partir de cero. Ya los diagnósticos de la situación son bien conocidos", apuntó.
Porras recalca que para garantizar el éxito de esas discusiones, se requiere establecer condiciones, una agenda de temas clara, prudencia y alejarse de los reflectores.
"No es que las cosas haya que hacerlas en secreto, muchos problemas hay que tratarlos con la suficiente discreción para poner las cartas sobre la mesa. Eso sólo se puede hacer en un clima de discreción, sin cámaras, sin esperar que me aplaudan los míos y no los otros. Hay conversaciones con tratos, grupos e instituciones para ir ampliando ese escenario en el que quepamos todos. La realidad está allí puesta y uno tiene que asumir las cosas, no como quisiera, sino como son. Uno habla con quien le toca y no con quién quiere", expresó en entrevista con VOA.
De acuerdo con fuentes ligadas a la oposición, que prefieren mantenerse en el anonimato, esas negociaciones no se iniciarán antes de finales de agosto, cuando está prevista la inscripción de candidatos a los comicios regionales.
Aunque la treintena de partidos que representan a la oposición no han decidido en consenso si participarán en esa contienda, el cardenal cree que "hay que tener un sentido de realismo. Esto (las elecciones), quiéralo o no, van a darse y hay que preguntarse qué vale la pena. ¿Abstenerse y salirse del horizonte? Si uno quiere propiciar un cambio, sólo puede darse participando, sabiendo que es una rendija, no es una puerta abierta totalmente, hay que exigir un mínimo de condiciones y que se respeten".
El también arzobispo metropolitano de Mérida, en los andes venezolanos, alerta las consecuencias que tendría no lograr una salida al cisma político nacional cuanto antes. "Vivimos una crisis que, en la medida que se alargue, es alargar una agonía de toda la población. Seguirá creciendo la pobreza y la miseria. Serán más los venezolanos que quedan al borde del camino, porque mueren o porque se van al exterior. Ese desangramiento permanente de nuestra sociedad no puede ser el horizonte de la dirigencia política de cualquier signo que sea", sentenció.
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