Los datos que ofrecían algunos organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) o el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la situación financiera que vivía la región de América Latina a raíz de la pandemia no auguraban buenos presagios.
Los expertos ya alertaban que la crisis sanitaria se iba a cebar especialmente con las comunidades más desfavorecidas, pero a eso hay que sumar la crisis política y socioeconómica que arrastran algunas naciones y que ha obligado a muchos a abandonar sus países de origen en busca de una vida mejor.
Es lo que pone de manifiesto el informe del Consejo Noruego sobre Refugiados (NRC en inglés), que aborda los desplazamientos en todo el mundo. El documento se fija también en la situación de América Latina destacando a dos países: Venezuela y Honduras.
“Caída libre” de la economía en Venezuela
Sobre el país gobernado por Nicolás Maduro, la investigación concluye que “los venezolanos continuaron sufriendo la presión de siete años de caída libre económica e hiperinflación”, además “de un estancamiento político en 2019 provocado por el presidente de la Asamblea Nacional que se declaró jefe del estado” en alusión al líder de la oposición, Juan Guaidó.
Eso ha contribuido a que miles de venezolanos se hayan visto obligados a irse a otros países de la región. “La emergencia humanitaria mostró pocas señales de ceder bajo el peso de la crisis política y económica. Uno de cada tres venezolanos padecía inseguridad alimentaria a finales de año, y el 30% de todos los niños padecía desnutrición crónica”, subrayaba.
Hasta el momento se calcula que más de cinco millones de venezolanos han abandonado su país de origen “debido a la represión y a la escasez de alimentos y medicamentos” que se viene registrando desde 2014 y que “la convierte en una de las crisis de desplazamiento más grandes del mundo”.
“Si bien el flujo de personas fuera de Venezuela en 2020 fue frenado por cierres fronterizos por la pandemia y restricciones de movimiento, las medidas plantearon preocupaciones sobre la protección para los refugiados y los migrantes en movimiento”, apuntaba.
La pandemia agravó la situación
La crisis sanitaria del coronavirus no ha hecho más que agudizar la situación que viven miles de venezolanos. “El COVID-19 exacerbó una situación humanitaria ya grave para las personas vulnerables, con el sistema de salud al borde del colapso”, decía el informe publicado por el Consejo Noruego sobre Refugiados.
El organismo lamenta que, a pesar de que Venezuela ha estado ocupando los primeros puestos de las listas sobre crisis de desplazamiento de todo el mundo, el país “ha recibido poca atención internacional”.
“En 2020, las Naciones Unidas recibieron menos del 40% de los fondos de ayuda solicitados para ayudar a los venezolanos necesitados dentro del país y a los que habían huido a naciones vecinas”, explicaba.
Según el informe, los pronósticos no son nada optimistas ya que la Organización de Estados Americanos (OEA) ya advirtió que el número de refugiados y migrantes venezolanos podría aumentar hasta 2 millones en 2021 a medida que los países reabren sus fronteras y la crisis política y social se agrava en Venezuela.
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El otro país latinoamericano que aparece mencionado en este documento es Honduras, lo que, a su parecer, ha tenido como consecuencia una nueva crisis migratoria en México y Estados Unidos.
Además, la destrucción provocada por las tormentas tropicales Eta e Iota en Centroamérica, que ocurrieron con dos semanas de diferencia, afectó a más de tres millones de personas que se quedaron sin un lugar en el que vivir y mantener a su familia.
“Las familias de las zonas más afectadas se apresuraron a salvar sus pertenencias personales y buscar seguridad, mientras las incesantes inundaciones de lodo sumergían sus hogares. Muchos pasaron varios días en los techos esperando ser rescatados, compartiendo la poca comida y el agua que tenían”.
El NRC también destaca la poca solidaridad mostrada por parte de la comunidad ante esta grave situación, no solo en Honduras sino también en otros países de Centroamérica como El Salvador y Guatemala.
“El mundo pasó por alto, en gran medida, el deterioro de la situación en América Central. Como resultado, el sistema de ayuda no proporcionó una respuesta humanitaria coordinada adecuada para abordar las necesidades sobre el terreno”, recalca.
Plan de cooperación
Sin embargo, el informe asegura que hay motivos para la “esperanza” ya que algunos países, como Estados Unidos, han mostrado su compromiso para impulsar un plan de ayuda y cooperación para esos países.
“En 2021, Honduras y sus países vecinos vislumbraron un rayo de esperanza por el compromiso expresado por algunas potencias, entre ellas Estados Unidos y Naciones Unidas, de impulsar un plan regional de respuesta humanitaria y de financiación”, apostilla.
El documento del NRC, además de los países de América Latina, también hace referencia a otras naciones del mundo gravemente afectadas por crisis humanitarias, políticas, sociales y económicas.
La República Democrática del Congo, Burundi, Nigeria, Burkina Faso, Mali o Etiopia son algunos de los países que también aparecen en el informe.
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