El primer vicepresidente del Consejo Nacional Electoral, Rafael Simón Jiménez, renunció este jueves a su cargo, dos meses luego de su designación como rector principal del poder comicial en Venezuela.
Jiménez, exdiputado y simpatizante del chavismo antes de separarse de esa ideología política en 2003, explicó a la prensa venezolana que su dimisión se debe a las “polémicas” que le han acarreado sus posturas “claras” sobre la materia política en el país.
El TSJ designó los nuevos integrantes del Poder Electoral el pasado junio, una medida que fue cuestionada por la comunidad internacional y por la oposición venezolana, pues le tocaba a la Asamblea Nacional junto al Comité de Postulaciones la selección.
Jiménez fue electo diputado en 1998 y respaldó las políticas de Hugo Chávez Frías, luego de 2003 comenzó a desvincularse del chavismo con la creación de la organización Vamos.
Formalizó su renuncia ante el máximo órgano judicial en la mañana y, luego, cerca del mediodía, se dirigió a la sede del CNE en Caracas para hacer lo propio.
Allí, confirmó que se separa de la rectoría por “disonancia e incompatibilidad” de su activismo político con el cargo que ocupaba desde junio.
“He presentado mi renuncia ante el TSJ como rector principal, como vicepresidente del CNE y como presidente de la comisión de participación política y financiamiento”, expresó ante un grupo reducido de periodistas dentro de la oficina del poder electoral.
Jiménez aseguró que puede ser más util a Venezuela desde el terreno de la lucha política. Especificó que le era imposible cumplir un “papel discreto”.
“Mi presencia aquí con unas posiciones tan claras como las que he tenido y sobre todo por mi trayectoria de militante político, de alguna manera creaban una disonancia entre lo que debía ser mi papel de rector, que obliga a ser árbitro, a ser moderado, a ser ecuánime”, declaró.
Jiménez consideró que su salida del CNE no representará retraso alguno en el cronograma electoral de las votaciones decembrinas.
No descartó su postulación al Parlamento, si bien aclaró que ningún partido le ha ofrecido su apoyo para una eventual candidatura.
“No tengo ninguna aspiración particular. Estaría dispuesto a considerarlo. Siempre fui parlamentario”, manifestó a la prensa.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia eligió el 12 de junio pasado a Jiménez, dos exmagistradas cercanas al madurismo y a otros dos representantes como rectores principales del poder electoral venezolano.
El hoy exfuncionario electoral dijo abierta y reiteradamente que su elección era parte de un acuerdo político para realizar las elecciones parlamentarias de diciembre. Al menos 27 partidos de la oposición, que respaldan al presidente interino Juan Guaidó, declararon el domingo pasado que no participarían en los comicios por considerarlos un “fraude” del gobierno en disputa de Maduro.
Eugenio Martínez, periodista versado en el sistema electoral venezolano, anticipó que los demás rectores principales del CNE deberán reunirse para seleccionar a un nuevo vicepresidente y a su suplente, que también debe incorporarse a la comisión de registro civil y electoral de la institución.
Juan Pablo Guanipa, primer vicepresidente del Parlamento y mano derecha del presidente interino Juan Guaidó, se refirió a esa posibilidad.
“Leí que Rafael Simón Jiménez había renunciado a la farsa del CNE y pensé que nunca debió aceptar eso y que el gesto era tardío, pero bueno. Pero ahora leo sus declaraciones y veo cero cuestionamiento a la farsa y, al contrario, muestra la posibilidad de ser candidato”, criticó en su cuenta en Twitter.
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Leocenis García, dirigente del movimiento Prociudadanos, que recientemente recibió el permiso para postular candidatos en las parlamentarias, consideró que la renuncia de Jiménez es “un golpe para la confianza” en las votaciones.
“No es una renuncia voluntaria, sino que es una renuncia forzada por los chantajes y de las presiones de un sector fanático del gobierno”, dijo a la VOA.
El país, afirmó, se debate en estas horas entre si celebra un “simulacro electoral” favorable al madurismo o realizar “unas elecciones libres”.
En sus dos meses de gestión, el Consejo Nacional Electoral ha aumentado a 277 el número de diputados de la Asamblea Nacional y ha modificado los votos nominales y de lista.
Lejos de favorecer la democracia, las decisiones no representan “un proceso legítimo y ajustado a las normas y principios constitucionales”, de acuerdo con las ONG Acceso a la Justicia y Observatorio Electoral Venezolano.
Guaidó y sus aliados fustigan, además, que el Tribunal Supremo de Justicia haya intervenido las directivas de tres de los cuatro principales partidos de la oposición para entregarlas a militantes presuntamente leales al madurismo.
En una entrevista con la Voz de América tras su designación, en junio, Jiménez advirtió que su escogencia resultó de una negociación política.
“El CNE siempre ha sido multipartidista. ¿En dónde la política no es resultado de una negociación?”, comentó entonces.
Sus declaraciones también incluyeron un llamado a esperar las decisiones del nuevo CNE para que el propio ciudadano decidiera si debe votar o no.