Víctimas de Hamás vuelven al kibutz Be’eri, escenario del horror

Las huellas del ataque del pasado 7 de octubre, 75 días después de un día de horror.

Víctimas de Hamás, en el kibutz Be’eri, donde Hamás tomó a una treintena de personas como rehenes y mató a más de 85, regresan visiblemente afectados al lugar de los ataques.

El pasado 7 de octubre, Ofil Engel, un israelí-holandés de 18 años que vive en Jerusalén, estaba en kibutz Be’eri celebrando el último día de la festividad judía de Sucot con la familia de su novia Yuval Sharabi. Cuando sonaron las alarmas por cohetes alrededor de las 6 am, contactó a su familia para decirles que estaba bien. A las 12.30 les mandó el último mensaje, ya se sabía que militantes de Hamás se habían infiltrado en la comunidad y se oían disparos. Les avisó de que estaba en el búnker, a resguardo.

Pero poco después, los hombres de Hamás entraron al refugio, sacaron a todos por la fuerza y metieron en un coche negro a Ofil y al padre de su novia, Yossi Sharabi, quien aún sigue secuestrado.

"Entraron a casa, todos armados con pistolas y uno con un RPG. Primero dispararon al perro y luego nos metieron en el coche negro y nos llevaron a Gaza", rememoró hoy Ofil, visiblemente afectado de volver al lugar de los hechos, el kibutz Be’eri, donde Hamás tomó a una treintena de personas como rehenes y mató a más de 85, convirtiendo a esta apacible comunidad en una de las más castigadas.

Lo último que vio en Be’eri fue a su novia decirle "te quiero", contó Ofil, que fue liberado el pasado 29 de noviembre, el sexto día de la única tregua que han alcanzado Israel y Hamás.

Una bandera de Israel y una planta eléctrica en el interior de una vivienda arrasada por Hamás en el kibutz Be'eri.

Hasta la fecha, 105 rehenes han sido liberados a cambio de la excarcelación de 240 presos palestinos durante una semana de tregua, un acuerdo que las familias de los secuestrados esperan que se logre de nuevo, mientras negociadores de todas las partes implicadas llegaron hoy a El Cairo con ese objetivo.

"Abusaron de nosotros mentalmente, nos decían que nuestras familias no nos querían de vuelta", recordó entre lágrimas Ofil, cuyo momento más duro fue "cuando nos cambiaron de ubicación dos veces, en total oscuridad y bajo las bombas".

"He estado allí y sé que cada momento es peligroso para los rehenes. Ya no hay tiempo. Tienen que volver casa ya", clamó el joven.

La presión ha crecido en la última semana, después de que tropas israelíes mataron por error el viernes pasado a tres rehenes en medio de los combates en Shujaiya, en la Ciudad de Gaza; la misma semana que otros cinco cuerpos de cautivos fueron rescatados.

"¿Volverán? Nos preguntamos cada día esa simple pregunta porque tenemos miedo de plantearnos la verdaderamente importante. ¿Están vivos?", afirmó Nira, la esposa de Yossi Sharabi, que fue llevado junto con Ofil.

Su cuñado Eli Sharabi, hermano de Yossi, también secuestrado, es parte de los 129 cautivos que permanecen dentro del enclave, y sus seres queridos anhelan que no estén en la lista de los 20 que la inteligencia israelí estima que han muerto.

Entre los fallecidos dentro del enclave figura Ofra Keidar, de 70 años, que fue tomada cautiva por Hamás mientras hacía jogging por las calles del kibutz Beeri esa mañana del 7 de octubre. "No sabemos cómo murió, solo que hace dos semanas nos llamaron para decirnos que había muerto en manos de Hamás. Ni hemos podido recuperar su cuerpo", lamentó su hijo Elad.

Elad, cuyo padre fue asesinado por el grupo islamista durante el ataque a Be’eri, pidió al gobierno israelí y al mundo que actúen para que "todos los secuestrados vuelvan ya a casa" y evitar que más rehenes mueran en cautiverio como su madre.

Elad Keidar conversa con la prensa junto a su hermana. La madre de Elad, Ofra Keida, de 70 años, murió en Gaza, secuestrada por Hamás.

"Este lugar, antes del 7 de octubre, era un paraíso. Ahora se ha convertido en un infierno para mí y todos nosotros", afirmó Ella Ben Ami, cuyos padres Raz y Ohad fueron secuestrados. Raz fue liberada durante la tregua, pero su padre sigue cautivo.

Ella compareció ante los medios en pantalón corto y sin zapatos, en homenaje a su padre, que fue tomado por Hamás en ropa interior y descalzo, como pudieron ver en videos difundidos por el grupo el sus redes sociales tras el ataque.

"No me importa si tengo frío porque seguro que mi padre tiene más frío. No sé si le han dado ropa, si está pasando frío", apuntó a escasos metros de la que fue su casa en Beeri, hoy destrozada como el resto del kibutz, donde será muy difícil que la vida vuelva a la normalidad en mucho tiempo.

Ella pidió también un acuerdo para que regresen ya todos los secuestrados. "Todos los días escuchamos testimonios, cada vez más horribles, de los que han salido. Es muy duro", aseveró.

Los equipos negociadores de Israel y de Hamás llegaron este miércoles a El Cairo para reactivar las conversaciones, mediadas por Egipto y Qatar, sobre un nuevo alto el fuego, que permita la liberación de al menos 40 rehenes más, aunque alcanzar un acuerdo todavía puede llevar varios días.

Ella Ben Ami y su familia hablan junto a su casa destruida por Hamás el pasado 7 de octubre

Por su parte, EEUU quiere y espera que Israel cambie sus operaciones militares en Gaza a una fase de menor intensidad durante la cual habría operaciones más específicas centradas en el liderazgo de Hamás y su infraestructura, dijo este miércoles el secretario de Estado, Antony Blinken.

En una conferencia de prensa de fin de año, Blinken dijo que una vez que se produzca este cambio, el "daño causado a los civiles" debería disminuir significativamente, al tiempo que reiteró sus llamados a Israel para que cumpla con su obligación de minimizar las bajas civiles mientras avanza para destruir a Hamás.

"Está claro que el conflicto avanzará y necesita pasar a una fase de menor intensidad", dijo Blinken a los periodistas. "Esperamos y queremos ver un cambio hacia operaciones más específicas con un número menor de fuerzas que estén realmente enfocadas en lidiar con el liderazgo de Hamás, la red de túneles y algunas otras cosas críticas", dijo.

"A medida que eso suceda, creo que también veremos que el daño causado a los civiles también disminuirá significativamente".

Israel ha enfrentado una presión cada vez mayor por parte de sus aliados occidentales para frenar un ataque militar en Gaza que ha devastado gran parte del enclave costero densamente poblado en represalia por la ola de asesinatos y secuestros de Hamas el 7 de octubre.

Washington, el aliado más cercano de Israel, ha pedido públicamente durante la semana pasada que reduzca su guerra total a una campaña más específica contra los líderes de Hamas y ponga fin a lo que el presidente estadounidense Joe Biden llamó "bombardeos indiscriminados".

El Ejército israelí lanzó una ofensiva aérea y terrestre contra Hamás en Gaza tras la incursión transfronteriza del grupo islamista el 7 de octubre. Cerca de 20.000 palestinos han muerto desde entonces, según cifras del Ministerio de Sanidad de Gaza, mientras que 1.200 personas perdieron la vida en la incursión de Hamás en Israel, según los recuentos israelíes.

[Con información de Reuters]

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