Una lluvia de criticas tanto de republicanos como de demócratas contra el presidente Donald Trump continúa el lunes luego de que el mandatario se rehusó a culpar explícitamente a los supremacistas blancos de los violentos enfrentamientos ocurridos el fin de semana en Charlottesville, Virginia.
Funcionarios de la Casa Blanca, la hija mayor del presidente e incluso el vicepresidente Mike Pence, desde Colombia, trataron de acallar a los críticos y explicar las palabras de Trump durante una breve intervención sobre los acontecimientos en Charlotte el sábado.
En su mensaje a la nación después de que un conductor blanco arrolló con su automóvil a un grupo de contramanifestantes antirracistas en Charlottesville, el presidente no señaló a ningún grupo en particular como culpable de esos hechos violentos.
En cambio recalcó que “muchos bandos” fueron los culpables de la violencia entre supremacistas blancos y manifestantes en esa ciudad de Virginia. Aseveró que “el odio y el racismo” evidente en el país ya existían mucho antes de su candidatura.
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Interviene la Casa Blanca
El domingo, la Casa Blanca emitió una declaración en la que buscó ampliar y justificar las observaciones de Trump.
“El presidente dijo enérgicamente en su declaración de ayer que él condena todas las formas de violencia, intolerancia y odio y, por supuesto, eso incluye a los supremacistas blancos, al KKK, a los neonazis y a todos los grupos extremistas”, subrayó el comunicado que citó a un portavoz de la Casa Blanca, no identificado. “Él llamó a la unidad nacional y a reunir a todos los estadounidenses”.
La hija mayor del presidente, Ivanka Trump, ofreció también el domingo por la mañana una condena directa de los supremacistas. “No debe haber cabida en la sociedad para el racismo, los supremacistas blancos y los neo-nazis”, escribió en su cuenta de Twitter.
El vicepresidente Pence fue todavía más lejos por la tarde. “No toleraremos el odio y la violencia de los supremacistas blancos, neo nazis o el KKK”, dijo en Cartagena, al inicio de su gira sudamericana. “Estos grupos al margen no tienen cabida en la vida pública estadounidense ni el debate estadounidense, y los condenamos en los términos más fuertes posibles”.
La maldad por su nombre
Pero algunos legisladores y muchos analistas dicen que es el presidente de Estados Unidos quien debe tomar una posición pública contra los grupos que defienden el racismo y el odio.
El alcalde de Charlottesville, Michael Signer, fue tajante al declarar el sábado que Trump avivó las llamas del odio racial, en especial durante su campaña electoral. "No voy a escatimar palabras. Atribuyo gran parte de la culpa de lo que está pasando hoy en día en el país a la Casa Blanca y al entorno del presidente", expresó.
Durante la campaña Trump generó críticas de racismo debido a su retórica insultante contra inmigrantes latinoamericanos, y su aparente aceptación del respaldo que le declaraban grupos supremacistas blancos.
El senador por Colorado Cory Gardner tuiteó: “Señor presidente: Hay que llamar a la maldad por su nombre. Estos eran supremacistas blancos y esto fue terrorismo”.
El dirigente ultraderechista Richard Spencer y el ex integrante del Ku Klux Klan David Duke estuvieron presentes en la marcha. Duke dijo a reporteros que los nacionalistas blancos “estamos tratando de cumplir con las promesas de Donald Trump".
El sitio web neonazi Daily Stormer alabó a Trump, afirmando que los comentarios del presidente “fueron buenos, no nos atacó, sólo dijo que el país debe estar unido, no dijo nada específico en contra de nosotros".