El misil hipersónico de Vladimir Putin transmitió un mensaje simple a Occidente sobre Ucrania: retrocedan, y si no lo hacen, Rusia se reserva el derecho de atacar instalaciones militares estadounidenses y británicas.
El presidente ruso, el viernes, dijo que la prueba del nuevo misil de medio alcance, llamado "Oreshnik”, fue un éxito y que nadie más tiene esta arma.
“Añadiré que hoy en el mundo no existe ninguna contramedida para un misil de este tipo, ningún medio para interceptarlo. Y quiero subrayar una vez más que seguiremos probando este nuevo sistema. Es necesario establecer la producción en serie.”
Putin se ha abstenido, hasta ahora, de atacar a Occidente, un paso que podría llevar a una confrontación directa con la OTAN.
Sus amenazas, según varios expertos, tienen como objetivo asustar a los aliados de Ucrania para que detengan su apoyo.
Keir Giles, Experto en temas rusos del think tank Chatman de Londres dijo:
“El resultado final dependerá de cómo Occidente responda a las amenazas de Putin. La desescalada, como siempre, sería la respuesta más peligrosa posible porque demostraría a Rusia una vez más que estas amenazas funcionan y alentaría a que se repitan en el futuro.”
Fuentes cercanas al Kremlin, afirman que Moscú quiere evitar una escalada nuclear, mientras Kiev dijo que desarrollará un sistema para defenderse de estos nuevos misiles.
Los aliados estadounidenses como Polonia perciben la amenaza de un conflicto global como algo real.
Donald Tusk, Primer Ministro de Polonia, dijo:
“Sentimos que lo desconocido se acerca. Ninguno de nosotros conoce el fin de este conflicto, sólo sabemos que actualmente está adquiriendo dimensiones muy dramáticas.”
La administración Biden cambió su postura sobre los misiles a Ucrania en respuesta a la entrada de Corea del Norte en la guerra y busca fortalecer la posición de Kiev en caso de que pierda el apoyo de Estados Unidos en los próximos meses.
Los funcionarios rusos calificaron la medida de Biden, quien aún no respondió a estas nuevas amenazas, como una decisión imprudente de una administración saliente que busca crear una crisis grave para el próximo presidente. Y, según analistas, pone a Putin en una posición difícil: si escala ahora, podría avivar una crisis. Pero si no lo hace, Occidente podría interpretarlo como debilidad.