Vinculan a vórtice polar con calentamiento global

Parece que habrá que acostumbrarse a episodios de vórtice polar, según un estudio.

Estudio sugiere que evento de frío extremo estaría relacionado a menor cobertura de hielo en el Ártico.

¿Recuerda el vórtice polar, la enorme masa de aire ártico que puede sumir a gran parte de EE.UU. en el congelador?

Pues un estudio señala que quizás habrá que acostumbrarse a él.

La investigación establece que a medida que el mundo se calienta, partes de América del Norte, Europa y Asia podrían ser sometidas más frecuentemente a masas de aire frío.

La razón se debe a la disminución del hielo en los mares de Rusia, según los científicos.

Normalmente, el vórtice polar no sale del Ártico, pero a veces se escapa y avanza hacia el sur, sometiendo a vastas zonas pobladas a temperaturas árticas.

Eso puede ocurrir por varias razones, y el nuevo estudio sugiere que una de ellas se produce cuando el hielo en los mares del norte se contrae, dejando más agua al descubierto.

Normalmente, el hielo marino evite que la energía calórica se escape a la atmósfera. Cuando hay menos hielo, más energía entra a la atmósfera y debilita el flujo de aire conocido como corriente en chorro, que normalmente evita que el aire del Ártico incursione hacia el sur, dijo el coautor del estudio Jin-Ho Yoon, del Laboratorio Nacional Pacific Northwest en Richland, estado de Washington.

Es así como el aire frío escapa.

Ello ocurrió con poca frecuencia en la década de 1990, pero desde 2000 ha pasado casi todos los años, según un estudio publicado el martes en la revista Nature Communications.

Un equipo de científicos de Corea del Sur y Estados Unidos encontró que muchos de estos brotes fríos ocurrieron pocos meses después de registrarse niveles inusualmente bajos de hielo marino en el mar de Barents y de Kara, en Rusia.

El estudio observó los datos históricos y luego realizó simulaciones por ordenador. Ambos enfoques muestran el misma fuerte vínculo entre la disminución del hielo marino y los episodios fríos, según el autor principal del estudio, Baek-Min Kim, investigador científico del Instituto de Investigación Polar de Corea.

Una gran parte del derretimiento del hielo marino es impulsado por el cambio climático de origen antropogénico, por la quema de combustibles fósiles, Kim escribió en un correo electrónico.

El hielo marino en el Ártico por lo general llega a su marca más baja en septiembre, y ese es el punto en el tiempo crucial en términos de este estudio, dijo Mark Serreze, director del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo en Boulder, Colorado.

Los niveles alcanzaron un mínimo histórico en 2012 y se han recuperado levemente este año, pero sólo temporalmente, con la extensión del hielo mínimo todavía un 40 por ciento por debajo de los niveles de 1970, señaló.

Yoon dijo que aunque su estudio se centró en la reducción del hielo del mar, el vórtice polar del invierno de este año se debe a otra cosa.

En los últimos años, muchos estudios han analizado el calentamiento acelerado en el Ártico y si está conectado a un clima extremo más al sur, desde las olas de calor a la supertormenta Sandy.

Esta conexión de extremos árticos está a la “vanguardia” de los estudios y es muy debatida por los principales científicos del clima, dijo Serreze. Los científicos se reúnen esta semana en Seattle para examinar la relación más estrechamente.

Kevin Trenberth, jefe de análisis climático del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, es escéptico acerca de este tipo de conexiones y dijo que no está de acuerdo con el estudio de Yoon.

Su investigación apunta más hacia el Pacífico que el Ártico para los cambios en la corriente en chorro y el comportamiento del vórtice polar, y dijo que el estudio de Yoon pone demasiada responsabilidad en el inusual 2012.

Sin embargo, el estudio fue elogiado por otros científicos al demostrar que el derretimiento del hielo marino afecta el clima en todo el mundo, demostrando cómo sucede con un mecanismo específico.

Katharine Hayhoe, una científica del clima de Texas Tech en Lubbock, dijo que el estudio “aporta datos importantes de los efectos de las actividades humanas en la naturaleza”.