La vida de Nelson Rodríguez, inmigrante salvadoreño de primera generación, y su esposa, Jenny Arias, describe una historia de superación, que representa la de muchos de sus compatriotas inmigrantes en Virginia.
La creciente población hispana de ese estado, está derribando estereotipos y está cambiando el mapa político de la región en 2016.
“No es grande la compañía que tenemos”, asegura Nelson Rodríguez, cuando describe la que ha sido una vida de obstáculos superados, desde que salió de su país, huyendo del “no futuro” de la guerra.
De la mano de su esposa, Jenny Arias, nacida en la capital estadounidense pero de padres salvadoreños, ambos se han convertido en referente en la creciente comunidad hispana.
Desde la empresa que construyeron y que impulsa el sustento de más de 300 familias, ambos reflejan una tendencia de liderazgo empresarial y comunitario.
Sus iniciativas no son ajenas a otra realidad creciente y de la cual quieren participar activamente: El poder del voto hispano en la contienda por la Casa Blanca.
Por eso, Jenny Arias no duda en asegurar sobre ese potencial: “somos un gigante durmiendo” e invita a la comunidad hispana a romper con su tradición de abstencionismo.
Sin revelar su tendencia política, que aún dentro de la misma familia varía entre padres, esposos, hijos y nietos, Nelson Rodríguez deja entrever que el complejo fenómeno de la inmigración no tiene una única solución.
“Una pared no nos va a parar”, advierte Nelson a quien sea elegido como presidente de Estados Unidos en 2016.
Paso a paso, ambos siguen construyendo su camino y el de una comunidad con la que buscan compartir sus logros y sus expectativas, sabiendo que “para alguien que tenía cero posibilidades, lo que han logrado, “es algo grande” concluye Nelson.