El zika no ha quedado en el pasado. Por el contrario, la epidemia tendrá un significativo impacto en Latinoamérica y el Caribe y afectará de forma desproporcionada a las comunidades más pobres, ampliando la desigualdad económica en la región, indicó Naciones Unidas el jueves.
Según un informe de la organización la epidemia supondrá un costo de entre 7.000 y 18.000 millones de dólares en Latinoamérica y el Caribe entre 2015 y 2017.
La estimación incluye el gasto para diagnosticar y tratar a pacientes, las pérdidas en ganancias turísticas, la producción perdida debido a enfermos que dejan de trabajar y el gasto que supondrá atender las discapacidades de los pacientes afectados.
"A pesar de que ya no está considerado una emergencia de salud pública de importancia internacional, el zika sigue representando una crisis en salud pública", señaló el informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo junto con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
El informe analizó los escenarios del impacto del zika en el corto, mediano y largo plazo. En un escenario mediano la epidemia supondría en tres años unos 600 millones de dólares a Colombia, unos 1.000 millones a Brasil, casi 500 millones a Argentina y más de 300 millones a Perú, indicó el estudio.
Habrá hasta cuatro millones de personas infectadas con zika en Latinoamérica y el Caribe hasta inicios de este año, según la Organización Mundial de la Salud.
Otras estimaciones indican que, a nivel global, entre 80 y 117 millones de personas y 1,5 millón de mujeres embarazadas podrían ser infectadas antes de que la primera ola de la epidemia concluya (2015-2017).
El zika se contagia principalmente a través de la picadura de un mosquito pero también a través del sexo.
En el embarazo el zika puede ser peligroso ya que ha sido relacionado como causante de defectos fetales.
El Caribe ha sufrido un impacto socioeconómico debido al zika cinco veces mayor al de Sudamérica, señaló el informe.
Se espera que más del 80% de las pérdidas económicas allí se deban a la reducción de ingresos por menor turismo internacional.
A pesar de que Brasil probablemente asumirá gran parte de los costos, el impacto será severo en economías más pobres como la de Haití, que podría llegar a perder anualmente un 1,13% de su producto interno bruto.