La pandemia del coronavirus sigue acechando a Estados Unidos, a pesar de que la administración de las vacunas se está llevando a muy buen ritmo y se ha demostrado que está siendo efectiva.
Sin embargo, las autoridades sanitarias están siguiendo muy de cerca la aparición de nuevas cepas y, según datos oficiales, la mitad de los positivos que se dan ahora son de las variantes de COVID-19.
Con el objetivo de “detectar, monitorear y mitigar” estos brotes, la administración liderada por el presidente Joe Biden anunció este viernes un nuevo paquete económico para hacer frente a esta grave crisis sanitaria y confirmó que el gobierno destinará 1.700 millones de dólares para esta causa.
“Los fondos asignados a través de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ayudarán a los CDC, a los estados y a otras jurisdicciones a detectar y rastrear variantes de manera más efectiva al escalar los esfuerzos de secuenciación genómica”, reza el informe al que ha tenido acceso la Voz de América.
Así pues, funcionarios sanitarios a cualquier escala, ya sean federales, estatales o locales, podrán seguir implementando “medidas de prevención” gracias a este nuevo paquete económico que tiene un único objetivo: “Detener la propagación”.
El problema principal es que la nueva cepa no se puede detectar con la simple prueba de COVID-19 que se realiza en múltiples lugares de todo el país. Es necesario que la muestra se analice en un laboratorio especial, por lo que el proceso es mucho más largo y costoso que el que se hacía en un principio cuando irrumpió la pandemia.
En febrero, según la Casa Blanca, se analizaban unas 8.000 cepas de COVID-19 por semana aunque, en las últimas semanas, “la tasa de secuenciación ha aumentado sustancialmente, fortaleciendo la capacidad para detectar y responder a cepas de COVID-19”, con un mayor índice en la Florida, Pensilvania y Nueva York.
Los 1.700 millones de ayuda se distribuyen de la siguiente manera: Mil millones se destinarán a la expansión de la secuenciación genómica para ayudar a las administraciones de todo el país a mejorar su capacidad de detección y mejorar los esfuerzos con los laboratorios encargados de los análisis.
Cuatrocientos millones servirán para apoyar iniciativas de innovación, “incluyendo el lanzamiento de nuevos centros innovadores de excelencia en epidemiología genómica”
Otros 300 millones irán a “construir y respaldar una Infraestructura Nacional de Bioinformática” para poder acceder de una forma más rápida y efectiva a los datos científicos y así paliar los efectos de la nuevas cepas en la sociedad.
Hasta el momento, se ha destinado una inversión de 200 millones para ayudar a aumentar los análisis y se están registrando 29.000 muestras por semana.
“Gracias a la financiación del Plan de Rescate Estadounidense, los estados y los CDC ampliarán eso aún más y, lo que es más importante, proporcionarán a los estados más recursos para expandir sus propios esfuerzos para aumentar la cobertura geográfica de la secuenciación para detectar mejor amenazas emergentes como variantes”, se agrega en el informe.
Eso significará que tanto las variantes como las nuevas cepas que puedan aparecer en un futuro podrán detectarse de una forma mucho más rápida.
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