La Reserva Federal de Estados Unidos (FED por sus siglas en inglés) declaró el miércoles que anticipa que la economía se recuperará rápidamente este año pero aún así espera mantener casi en cero su tasa de interés referencial hasta el 2023, a pesar de temores de que ello provocará presiones inflacionarias.
El banco central estadounidense indicó además que vaticina un crecimiento económico de 6,5% para este año, comparado con la proyección de 4,2% que había dado en diciembre. También calcula que la inflación rondará el 2,4%, mayor a su meta de 2% aunque pronostica que volverá a bajar a 2% en el 2022.
Por otra parte, la institución anunció que seguirá comprando 120.000 millones de dólares en bonos estadounidenses cada mes a fin de mantener bajas las tasas de préstamos a corto plazo.
El presidente del banco, Jerome Powell, se ve ante la necesidad de buscar un difícil equilibrio: es evidente que la economía mejora, pero si peca por exceso de optimismo, los inversores podrían dar por sentado que la Fed revertirá prematuramente su política de tasas bajas. En ese caso aumentaría el rendimiento de los bonos, lo que debilitaría la economía al encarecerse el crédito para hogares y negocios.
Pero si Powell parece preocupado porque el mercado laboral se recupera muy lentamente, esto podría generar preocupación de que la Fed no se se mantiene atenta a las presiones inflacionarias, lo cual también podría causar aumento del rendimiento de los bonos en la medida que los inversores prevén un aumento de la inflación.
Para mayor complicación, la Fed anunció el año pasado un cambio en la manera como maneja las tasas de interés al afirmar que planea mantener las tasas cerca de cero “durante algún tiempo” aunque la inflación haya superado el blanco del 2%. El cambio significa que el banco está dispuesto a tolerar una inflación mayor que en el pasado.
En ocasiones anteriores, la Fed ha elevado las tasas de interés ante la mera perspectiva de un aumento de la inflación, una política que conlleva el riesgo de impedir una recuperación.
Las perspectivas de la economía han mejorado significativamente desde la última reunión de la Fed en enero. Aumentaron los puestos de trabajo en febrero, aumentaron las ventas minoristas al distribuirse los cheques de rescate de 600 dólares a inicios del año y el presidente Joe Biden sancionó el paquete de rescate económico la semana pasada. Los nuevos casos semanales de COVID-19 han caído en picada y la campaña de vacunación se ha acelerado, lo que genera esperanzas de que la gente podrá viajar, hacer compras, comer en restaurantes y gastar libremente tras un año de restricciones provocadas por la pandemia.