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No es probable una prolongada inflación en Estados Unidos, dicen los expertos


La escasez de gasolina en la costa del Atlántico de EE. UU. esta semana hizo recordar los años de inflación de la década de 1970, pero los economistas afirman que no hay que alarmarse. [Foto de archivo]
La escasez de gasolina en la costa del Atlántico de EE. UU. esta semana hizo recordar los años de inflación de la década de 1970, pero los economistas afirman que no hay que alarmarse. [Foto de archivo]

Las filas en las gasolineras del miércoles fueron el resultado de un ataque cibernético a un oleoducto vital, no una señal de trastornos en el suministro de petróleo global.

Los estadounidenses de cierta edad recordarán su última experiencia de una creciente inflación a finales de la década de 1970, la cual, junto a la crisis del petróleo de 1979, generó largas filas de autos en las gasolineras y racionamientos en varios estados.

De modo que para muchos fue como un recuerdo cuando el Departamento del Trabajo anunció el miércoles que la inflación anualizada se disparó al 4,2% en abril, mientras una escasez de gasolina en la costa del Atlántico lanzó a miles de personas a las gasolineras.

La cifra inflacionaria acaparó titulares e hizo desplomar a la bolsa, en una reacción de los mercados que para algunos fue exagerada, pero que en la realidad implicó un aumento de los precios de bienes y servicios, en la mayor aceleración en más de una década.

Números que pueden engañar

Hay buenas razones por las que los estadounidenses no deben tomarse la noticia como una advertencia de que el país se encamina a la horripilante estanflación de los 1970, es decir, un incremento simultáneo del desempleo y la inflación combinados con una débil demanda del consumidor.

Y la sorpresiva tasa anualizada de inflación de 4,2% [los expertos esperaban 3,6%] es engañosa porque el mes usado como referencia, abril de 2020, fue cuando la pandemia del coronavirus cerró la economía de EE. UU.

Aunque es cierto que los precios están subiendo, y bastante para algunos productos, los economistas dicen que la causa general es un desajuste entre la oferta y la demanda impulsado por los consumidores que emergen de un año de confinamientos y las compañías que todavía no pueden satisfacer el aumento de la demanda de bienes y servicios.

David Wilcox, un miembro del Instituto Peterson para Economía Internacional, dijo que aunque el aumento de la inflación fue “más de lo que casi todos esperaban”, no piensa que su “evaluación general sobre la inflación difiera mucho” de lo que pensaba el día anterior.

“El hecho dominante sobre la inflación en los últimos 12 años más o menos es cuán increíblemente estables han sido las expectativas”, agregó.

Impacto global de la inflación en EE. UU.

La estabilidad de la inflación en las últimas décadas en EE. UU., donde no había subido del 4% desde 1991, ha separado al país de casi el resto del mundo. Esto es evidente en relación a los países en desarrollo, donde la inflación de dos dígitos no ha sido cosa extraña en el mismo período de tiempo.

Los economistas en todo el mundo están atentos a los números de inflación en Estados Unidos, porque si se perfila una prolongada subida de precios, la Reserva Federal sale al paso con acciones, entre ellas un aumento de las tasas de interés.

Por un lado, eso sería una mala noticia para los países en desarrollo, porque las tasas de interés más altas podrían desviar el foco de los inversionistas. Por otro lado, también señalaría un reforzamiento del dólar y una robusta demanda del consumidor por bienes importados.

La Fed no parece preocupada

Los funcionarios estadounidenses, especialmente los miembros de la Reserva Federal, han estado luchando recientemente para reducir los temores de inflación.

En un discurso antes de la divulgación del Índice de Precios al Consumidor, la gobernadora de la Fed Lael Brainard, reafirmó la actual naturaleza transitoria de precios en alza y descartó la probabilidad de una inflación sostenida.

En otro discurso, el vicepresidente de la Reserva Federal, Richard Clarida, reiteró que la creencia del banco central “es que probablemente estos aumentos específicos de precios solo tengan efectos transitorios en la inflación subyacente”.

“Yo espero que la inflación regresará, o quizás esté un poco por encima, de nuestra meta de largo plazo del 2% en 2022 y 2023”, agregó.

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