Los flujos de efectivo que envían los guatemaltecos residentes en Estados Unidos siguen en crecimiento y el Banco de Guatemala proyecta que este año las remesas podrían llegar hasta un 22% de crecimiento comparado con el año pasado.
En los tractos de ingresos en divisas que maneja la institución financiera que rige la política monetaria del país centroamericano se reporta que al 22 de julio reciente Guatemala había recibido en remesas un poco más de 7.900 millones de dólares.
El ejecutivo del Banco de Guatemala Johny Gramajo dijo en el foro 'Migración en Guatemala: LAV Remesas, Viviendas y Ciudades', auspiciado por Diálogo Interamericano y otras agencias de asistencia en la región y desarrollado, que el crecimiento sostenido de las remesas sigue sorprendiendo al país que vio un despunte desde 2016 y que sigue en alza cada año.
Las remesas constituyen para Guatemala uno de los pilares del Producto Interno Bruto (PIB) del país que a la fecha ya supera el 15.7%, si se cuentan los 11.440 millones que abonaron la economía de la nación en 2020.
“Los flujos han sorprendido bastante de tal manera que estamos estimando con la trayectoria actual que tenemos acumulados al 22 de julio cerca de 7.900 millones de dólares con lo que las remesas familiares fácilmente podrían tener este año un crecimiento superior al 20%, estimamos que podrían terminar con un crecimiento de alrededor del 22%, lo cual implicaría 18% del PIB”, dijo Gramajo a la audiencia virtual.
Pero para observadores y analistas económicos independientes y sobre todo para organizaciones que trabajan con las comunidades que reciben remesas, una de las preocupaciones es que estos flujos no terminan de amortiguar el desarrollo y volverse productivos, tampoco engrosan bolsas de ahorro en el país, coincidieron en las intervenciones en el foro.
Jean Roch Lebeau, experto en política territorial y urbana en Guatemala, opino que las remesas y su crecimiento sostenido sin duda han contribuido a evitar la extrema pobreza de cientos de miles de hogares, e incluso a salir de la franjas de exclusión y vulnerabilidad a millones de guatemaltecos.
A partir de sus estudios unos 6 millones de personas en Guatemala reciben remesas y esos ingresos representan el 50% de sus hogares, la gran mayoría, destina las remesas para gastos básicos. Pero la inversión en vivienda o activos fijos es escasa.
Y ahí hay un problema. Muchos emigrantes carecen de terrenos debidamente registrados y escriturados con lo que se les dificulta tomar decisiones de inversión para largo plazo, en especial porque la gran mayoría de los que envían remesas desde Estados Unidos provienen de zonas rurales o semi urbanas, explica.
Manuel González, representante de Habitat Guatemala, dice que el fenómeno de remesas es complejo porque en un país que recibe ese caudal de ingresos hay comunidades con remesas donde aún persisten viviendas infrahumanas.
O el efecto contrario: la creación de construcciones ostentosas, sin planeación arquitectónica de armonía del espacio y más grave aún parcialmente habitadas.
“Creo que es ahí es donde se ve la necesidad de crear un programa nacional para hacer incidencia entre los paisanos que están en el exterior, que a veces esas remesas no son canalizados por sus familiares aquí de manera adecuada”, explicó González.
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