La victoria de los candidatos demócratas al Senado de Estados Unidos por Georgia, Raphael Warnock y Jon Ossoff, ha cambiado completamente el panorama político actual en el país. Hasta ahora la Cámara Alta estaba liderada por los republicanos, pero la entrada de los dos nuevos legisladores permitirá que el Senado se tiña mayormente de azul, lo mismo que en el nuevo gobierno de Joe Biden y en el Congreso.
¿Qué significa este cambio de color en el rumbo político de Estados Unidos? La directora de Asuntos Gubernamentales del Center for American Progress Action Fund, una organización liberal en Washington, subrayó que los pronósticos iniciales es que habría un gobierno dividido ya que las encuestas daban a los republicanos el poder en el Senado.
Pero finalmente no ha sido así y el escenario ha cambiado completamente: habrá 50 senadores demócratas y 50 republicanos. El desempate en la Cámara Alta estará en manos de Kamala Harris, que además de vicepresidenta también estará al frente del Senado.
“Aunque es una mayoría, la más pequeña posible, es una mayoría y da una oportunidad para que Biden pueda realizar sus metas”, decía Lia Parada en entrevista con la Voz de América.
Apertura a la moderación
A pesar de que el Partido Demócrata va a liderar tanto el Congreso como el Senado, lo cierto es que se necesitan por lo menos 60 votos en la Cámara Alta para poder interrumpir un debate y proceder a una votación de un proyecto de ley. Esa norma, de alguna manera, suavizará los planes más ambiciosos de la nueva administración demócrata y también de los más progresistas.
De este modo, y según apuntan varios analistas, eso abrirá la puerta a que legisladores del ala más moderada del Partido Republicano se sienten en la misma mesa para abordar esas medidas.
“Entre los senadores demócratas hay un grupo de unos 10 que son bastante moderados y otros que son más liberales, y en el partido republicano también hay algunos que son muy de derechas, muy pro-Trump, y otros que son bastante más moderados”, exponía Patricio Navia, profesor de Estudios Liberales de la Universidad de Nueva York, en declaraciones a la VOA, al tiempo que remarcaba que “ni los de extrema derecha ni los de extrema izquierda tienen suficientes votos para encauzar sus agendas”.
Con todo, eso significaría que, a juicio del experto consultado, “el balance de poder en el gobierno estadounidense va a estar en mano de los demócratas moderados, que se pueden aliar con los republicanos moderados o con sus compañeros demócratas para lanzar sus agendas”, de tal forma que “no va a haber un gobierno dividido ni tampoco un gobierno radical”.
Mitt Romney, un republicano dispuesto a negociar con los demócratas.
Mitt Romney, excandidato presidencial y actual senador republicano por Utah, se considera uno de los más moderados del partido y ya ha expresado su intención de ser uno de los legisladores dispuestos a debatir en profundidad las medidas que se pretendan impulsar desde el nuevo gobierno de Joe Biden.
Hay un movimiento en la Cámara Alta para eliminar el requisito de los 60 votos mencionados anteriormente y solo se necesitaría la mayoría simple: es decir, 50 más 1. Pero parece que esas opciones no tienen mucha salida ya que Joe Manchin, el senador demócrata por Virginia Occidental y considerado del ala más conservadora del partido, ya ha dicho que él se va a oponer a eso, por lo que es muy probable que esa norma de los 60 votos continúe vigente durante la legislatura.
Sin embargo, hay algunas excepciones, especialmente con las medidas que tienen que ver con el ámbito fiscal, que solo requieren la mayoría simple. Así que Joe Biden y su equipo de gobierno podrían presentar proyectos de ley, como su plan de estímulo económico del coronavirus, sin necesidad de negociar con los republicanos.
La oposición del Partido Republicano
El Partido Republicano, en su mayoría, ya ha dicho que se va a oponer a muchas de las medidas que quiere llevar a cabo el nuevo gobierno de Joe Biden, que entrará en efecto el próximo 20 de enero cuando tome posesión oficialmente. Las propuestas relacionadas con la inmigración o las ayudas económicas no tienen el visto bueno de los políticos conservadores en ambas cámaras.
“No se puede dar vía libre a una reforma migratoria, hay que abordarla pensando primero en Estados Unidos y los estadounidenses. Trump, y el partido republicano, se ha enfocado en cosas que creen que eran mucho más importantes, como la ayuda a los pequeños negocios en época de coronavirus”, criticaba Jay Rodríguez, presidente nacional de la Organización Hispana Republicana.