Cuatro oficiales de policía de EE. UU. contaron con detalle y, en ocasiones, entre lágrimas cómo una turba compuesta por partidarios del entonces presidente Donald Trump irrumpió en el Congreso de EE. UU. el pasado 6 de enero, en un intento inútil de bloquear la certificación de la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre pasado.
Los oficiales, dos de la fuerza policial del Capitolio y dos del departamento de policía de la ciudad de Washington DC, dijeron en el primer día de audiencias públicas que temieron por sus vidas mientras unos 800 insurrectos asaltaban a las autoridades policiales, superadas en número, se burlaban de ellos con epítetos raciales y políticos, luchaban mano a mano con la policía, les rociaron con agentes químicos irritantes y les quitaron sus identificaciones y sus armas.
Durante la audiencia de tres horas y media, el oficial de policía del Capitolio Aquilino Gonell testificó: "A lo que nos sometieron ese día fue como algo de un campo de batalla medieval", dijo Gonell. "Luchamos mano a mano y pulgada a pulgada para evitar una invasión del Capitolio por parte de una turba violenta que intentaba subvertir nuestro proceso democrático".
Gonell dijo que en un momento fue aplastado por la avalancha de alborotadores. “Pensé: 'Así es como voy a morir'”, desveló.
El oficial de policía de Washington, Michael Fanone, dijo a los legisladores: “Me agarraron, me golpearon, todo mientras me llamaban traidor a mi país. Me electrocutaron una y otra vez con un taser”.
Golpeando con la mano la mesa de los testigos, Fanone exclamó: "La indiferencia mostrada hacia mis colegas es vergonzosa".
El oficial de policía de Washington Daniel Hodges, que quedó aplastado entre una puerta del piso de la Cámara Baja y el marco de una puerta, dijo que un insurrecto le gritó: "¡Morirás de rodillas!".
Explicó que la policía no logró mantener su línea de defensa ante la oleada de manifestantes. "Me puso el pulgar en el ojo y trató de sacármelo", dijo al rememorar su encuentro con uno de los asaltantes.
El policía del Capitolio, Harry Dunn, un afroestadounidense, dijo que los insurrectos le soltaron viles epítetos raciales después de un intercambio en el que reconoció haber votado por Biden.
Un insurrecto fue asesinado a tiros por un policía del Capitolio durante el caos, tres alborotadores murieron por emergencias médicas y otros dos policías se suicidaron en los días siguientes. Más de 500 de los insurrectos han sido acusados con una serie de delitos.
Los republicanos del Senado bloquearon la creación de una comisión de investigación bipartita para indagar el porqué y el cómo se desarrolló el caos mortal del 6 de enero.
En cambio, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien encabeza la cámara controlada por los demócratas, nombró a los nueve miembros del comité selecto de la Cámara, incluidos dos críticos republicanos de Trump, Liz Cheney de Wyoming y Adam Kinzinger de Illinois, a pesar de la objeción del líder republicano de la Cámara Baja, Kevin McCarthy.
Cuando abrió la audiencia, el presidente del panel, el congresista Bennie Thompson de Mississippi, dijo: "Algunas personas están tratando de negar lo que sucedió. Seamos claros. Los insurrectos que intentaron robarnos nuestra democracia fueron impulsados aquí por una mentira", dijo en referencia a las alegaciones sin fundamento del expresidente Trump, quien clama -sin aportar pruebas- que las elecciones le fueron robadas.
Trump, hasta el día de hoy, hace afirmaciones infundadas de que él, no Biden, fue el ganador legítimo. En las próximas semanas, el panel de investigación podría citar a numerosos testigos, posiblemente incluido Trump.
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