El diplomático estadounidense David Hale dijo en Beirut el jueves que la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI por sus siglas en inglés) se unirá a investigadores libaneses e internacionales en una investigación sobre la reciente explosión en la capital del Líbano que mató a decenas de personas e hirió a miles más.
Durante una visita a uno de los vecindarios de Beirut que resultó gravemente dañado por la explosión, el subsecretario de asuntos políticos de Estados Unidos dijo que el FBI se uniría a la investigación por invitación de las autoridades libanesas.
Hale dijo que la participación del FBI en la investigación es una forma en que Estados Unidos está ayudando al país a hacer frente a las secuelas de la explosión masiva.
Está previsto que Hale se reúna con funcionarios libaneses durante los próximos dos días. La embajada de Estados Unidos dijo que Hale debía enfatizar la necesidad de una reforma cuando se reúna con los funcionarios.
El jueves temprano, el presidente del parlamento libanés, Nabih Berri, pidió la rápida formación de un nuevo gobierno, ya que los legisladores aprobaron el estado de emergencia de dos semanas del gobierno después de la reciente explosión devastadora que mató a decenas de personas e hirió a miles más.
Los medios estatales libaneses dijeron que Berri instó a los legisladores en la primera sesión legislativa del parlamento desde la explosión del 4 de agosto a comenzar a "acelerar la formación de un (nuevo) gobierno".
Los legisladores han iniciado consultas sobre la formación de un nuevo gabinete, un proceso complicado por las divisiones en un país gobernado por un sistema sectario de reparto del poder.
El parlamento aprobó el estado de emergencia para reprimir el resurgimiento de las protestas por corrupción, mala gestión y negligencia de la élite política arraigada desde hace mucho tiempo.
Cientos de personas han resultado heridas en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad que lanzaron gases lacrimógenos.
El primer ministro Hassan Diab anunció la dimisión de su gobierno el lunes por la noche tras la explosión. Las renuncias fueron confirmadas en la sesión legislativa del jueves.
El gobierno libanés asumió el cargo en enero con el apoyo musulmán chiíta de Hezbolá, respaldado por Irán y otros partidos.
El grupo Hezbolá es considerado por EE.UU. una organización terrorista, que con sus aliados tienen la mayoría de escaños en el parlamento.
Según la Embajada estadounidense, Hale "subrayará la voluntad de Estados Unidos de apoyar a cualquier gobierno que refleje la voluntad del pueblo y que esté genuinamente comprometido y actuando sobre tal agenda de reformas".
La explosión masiva, que mató a 172 personas, hirió a otras 6.000 y dejó a unas 300.000 sin hogar, se atribuye a la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que se habían almacenado incorrectamente durante seis años en el puerto de Beirut.
Se espera que la reconstrucción cueste miles de millones de dólares. Los economistas han pronosticado que el daño podría borrar hasta un 25% de la producción económica del país.
Se está proporcionando ayuda humanitaria al Líbano, pero algunos países han dejado en claro que no proporcionarán fondos para ayudar al país a evitar el colapso económico sin reformas.