Las fuerzas estadounidenses abandonaron la Base Aérea de Bagram, la mayor de Estados Unidos en Afganistán, y entregaron su control a las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas, confirmó a la Voz de América un funcionario de defensa.
Por casi dos décadas, esta base ubicada a 60 kilómetros el norte de Kabul, sirvió de centro de la lucha de EE. UU. para remover a las fuerzas del Talibán del poder y enfrentar a los terroristas de al-Qaeda responsables por los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York.
Un portavoz del Ministerio de Defensa de Afganistán confirmó este viernes la retirada de todas las tropas extranjeras de Bagram.
“Todas las tropas de Estados Unidos y la coalición salieron de la Base Aérea de Bagram anoche”, dijo el portavoz Fawad Aman en un mensaje de Twitter, en el que agregó que las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas protegerán y usarán la base para combatir el terrorismo.
El general Austin “Scott” Miller, comandante de las fuerzas de EE. UU. en Afganistán, se encuentra aún en el país supervisando la retirada, dijo el funcionario de defensa estadounidense.
“El general Miller aún mantiene todas las capacidades y autoridades para proteger a la fuerza”, añadió a la VOA bajo condición de anonimato.
No se esperan anuncios de Estados Unidos o Afganistán durante el fin de semana, dijo el funcionario. Otros medios de prensa sugirieron que la retirada de Afganistán podría completarse para el 4 de julio, Día de la Independencia de EE. UU.
El portavoz del Talibán, Zabihullah Mujahid, aplaudió el reporte.
“Consideramos que esta retirada es un paso positivo. Los afganos se acercan a la estabilidad y la paz con la retirada total de las fuerzas extranjeras”, dijo a la VOA.
Tamim Asey, director ejecutivo del Instituto de Guerra y Paz, con sede en Kabul, dijo que la base de Bagram fue el punto de entrada y salida de los soviéticos y los estadounidenses.
“Como base y aeródromo estratégico, simboliza todo lo que salió bien y salió mal en la intervención de Estados Unidos en Afganistán”, dijo Asey a la VOA.
“Su grandeza y comando en su mejor momento simbolizaron el dominio estadounidense en el país y ahora sus campamentos vacíos con equipos que los afganos no pueden operar o mantener por lo costoso simboliza abandono y derrota”, observó.
El general Miller dijo a los reporteros en Kabul el martes que la situación de seguridad “no es buena en este momento” y advirtió al Talibán que no trate de tomar el control del país por la fuerza.
“Una toma militar no es del interés de nadie, y mucho menos para el pueblo de Afganistán”, dijo Miller.
Desde que comenzó la retirada el 1 de mayo, el Talibán la duplicado el número de distritos en su poder, de acuerdo con la revista Long War de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
La Prensa Asociada reportó la semana pasada que se espera que unas 650 tropas de EE. UU. permanecerán en Afganistán para proporcionar seguridad a los diplomáticos después de la retirada y otros cientos se quedarán en el aeropuerto de Kabul potencialmente hasta septiembre para asistir a las tropas turas que ofrecerán seguridad.
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