Decenas de miles de manifestantes salieron este domingo a las calles de Minsk, la capital de Bielorrusia, para una nueva protesta contra la reelección del presidente Alexander Lukashenko, a pesar de advertencias de que el ejército respondería a cualquier disturbio y no la policía.
En el decimoquinto día consecutivo de protestas, la multitud se congregó en una llamada “Marcha de la Nueva Bielorrusia”, portando la bandera roja y blanca de la oposición y pidiendo que Lukashenko abandone el poder y se convoque a nuevas elecciones.
Las manifestaciones comenzaron después de las elecciones del 9 de agosto, donde Lukashenko, que ya lleva 26 años en el poder, fue declarado ganador a pesar de denuncias de fraude.
Este domingo, los manifestantes marcharon hacia un monumento nacional que fue rodeado por fuerzas de seguridad en uniforme. Antes de la manifestación, el Ministerio de Defensa anunció que el ejército protegería a todos los monumentos nacionales de los manifestantes.
El ministerio dijo que los monumentos, específicamente los que honran a los caídos en la Segunda Guerra Mundial, son sitios sagrados y no pueden ser profanados.
Por otra parte, el Ministerio del Interior advirtió en un comunicado que toda protesta no autorizada sería considerada ilegal. El sábado, 22 personas fueron arrestadas en protestas menores en 55 pueblos y ciudades del país.
Por 26 años, Lukashenko ha gobernado el país sin una fuerte oposición, pero este año la situación cambió cuando su opositora en las elecciones, una poco conocida maestra esposa de un opositor encarcelado, Sviatlana Tsikhanouskaya, logró acumular un gran apoyo popular.
Los resultados electorales anunciados dieron una victoria de Lukashenko sobre Tsikhanouskaya con un margen de 80% a 20%, pero la candidata denunció fraude y tuvo que exiliarse en la vecina Lituania, desde donde ha seguido cuestionando los comicios.
Tsikhanouskaya reclama que ella ganó del 60 al 70 por ciento de los votos y dijo el sábado a la agencia AFP que los bielorrusos deben “luchar por sus derechos” y no ser distraídos por las declaraciones de Lukashenko de que el país está bajo amenaza militar.
Lukashenko ha dicho que tropas de la OTAN en Polonia y Lituania se están concentrando cerca de la frontera con Bielorrusia.
Llamados de Occidente a la transparencia se han enfrentado a un apoyo de Rusia, un aliado de Lukashenko, y el presidente Vladimir Putin ha advertido no inmiscuirse en los asuntos internos de Bielorrusia. Estados Unidos y la Unión Europea criticaron la votación y la represión a las protestas.
Más de 7.000 personas han sido detenidas durante las protestas y cientos golpeadas por la policía.
Cadenas humanas de solidaridad con Bielorrusia estaban planeadas para este domingo en 26 países, entre ellos Lituania.