Una política de Estados Unidos que obliga a solicitantes de asilo a esperar en México mientras sus casos se resuelven en las saturadas cortes de inmigración estadounidenses se amplió el martes a una cuarta localidad fronteriza mexicana con la llegada del primer grupo de migrantes a la violenta ciudad de Nuevo Laredo.
El grupo de 10 migrantes cruzó el lunes la frontera para solicitar asilo en Estados Unidos y ahora tendrán que esperar en México mientras sus peticiones son procesadas.
¿Qué es un tercer país seguro?
Este término, que se basa en los principios de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, implica que un país puede negarse a concede asilo a una persona y remitirla a un tercer país que sea considerado “seguro”.
Existen dos maneras de interpretar el concepto de tercer país seguro. La forma menos estricta es la de un sitio que ofrezca “protecciones básicas, un estatus legal, autorización de trabajo y servicios sociales básicos”, de acuerdo con Fisher.
Sin embargo, de acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, un país seguro es en el que se respete la vida y libertad de las personas y donde no sean perseguidas por motivos de raza, religión, opinión política, nacionalidad o por pertenecer a algún grupo social particular.
La venezolana Lucía Ascencio había esperado tres meses en Nuevo Laredo con su esposo y dos hijos para tener la oportunidad de pedir asilo en Laredo, Texas. Se dijo sorprendida de que los regresaran a México mientras cruzaba el puente con bolsas de plástico que contenían una botella de agua, otra de jugo y una naranja.
"No teníamos pensado que nos íbamos a regresar", afirmó Ascencio. A la familia le dieron una cita en septiembre para que regrese para la próxima etapa de su proceso.
Una portavoz de la agencia de migración de México confirmó que el primer grupo de 10 fue devuelto el martes como parte del programa, que Estados Unidos denomina formalmente como Protocolos de Protección a Migrantes.
Funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional no hicieron de momento declaraciones sobre el asunto.
Nuevo Laredo es la primera ciudad a la que se amplió la política desde que Estados Unidos y México acordaron el 7 de junio incluir a otras ciudades mexicanas. Esta medida fue clave en el acuerdo para evitar que el presidente Donald Trump impusiera aranceles a México.
Funcionarios estadounidenses anunciaron el martes que el número de arrestos y personas a las que se impidió pasar en la frontera mexicana alcanzaron en junio 104.344, una reducción de 28% en comparación con mayo. El decremento fue 11 puntos porcentuales mayor al del mismo periodo de 2018, lo que deja entrever que rebasó la declinación habitual del verano.
"Estamos trabajando con el gobierno de México a fin de extender los Protocolos de Protección a Migrantes para permitir a Estados Unidos ayudar de una manera más eficaz a solicitantes legítimos de asilo y a individuos que huyen de la persecución y para disuadir a migrantes que hacen aseveraciones falsas o carecen de méritos de que efectúen la travesía", dijo el Departamento de Seguridad Nacional.
Anteriormente, los solicitantes de asilo que llegaban en grupos familiares eran liberados en Estados Unidos con notificaciones para comparecer en la corte.
El programa fue puesto en marcha a finales de enero en la ciudad fronteriza de Tijuana, y ampliado después a Mexicali y Ciudad Juárez. Más de 18.000 migrantes, principalmente centroamericanos, fueron regresados a esas ciudades fronterizas mexicanas en la primera semana de julio, según funcionarios mexicanos.
Los solicitantes de asilo han enfrentado dificultades para conseguir asesoría legal en México, y los detractores han censurado la política porque, dicen, los expone a la violencia. Nuevo Laredo se encuentra en el estado de Tamaulipas, del cual el Departamento de Estado norteamericano ha recomendado no visitar porque ahí se ha registrado un alto número de secuestros y otros delitos.
El estado es notorio por la presencia de cárteles narcotraficantes violentos que han controlado sus ciudades fronterizas. Sin embargo, la amplia frontera que Tamaulipas comparte con Texas también incluye al sector donde la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos efectúa el número más alto de detenciones de migrantes.
Los albergues para migrantes en las ciudades fronterizas del norte de México están a tope desde hace meses. Al igual que Ascencio, los migrantes que desean solicitar asilo en Estados Unidos esperan durante meses tan sólo para tener la oportunidad.
Las ciudades incluidas en el programa de Permanencia en México resultan incluso más afectadas porque los migrantes regresados tienen que esperar hasta que concluya un proceso que podría durar más de un año.
En el albergue para migrantes Casa AMAR de Nuevo Laredo, el director Aarón Méndez dijo que la crisis humanitaria ya existía desde antes debido a la carencia de recursos del lugar para enfrentarla.
"Si pusieran 50 albergues aquí en la ciudad tampoco nos serían suficientes", declaró Méndez. Las autoridades habían dicho inicialmente que entre 150 y 200 migrantes podrían ser regresados por día a Nuevo Laredo.
El lunes, el secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard, dijo que 327 migrantes que esperan en México sus audiencias de asilo en Estados Unidos han encontrado empleo en el norte del país, y que las compañías ofrecieron 3.700 puestos de trabajo.
El gobierno federal se ha comprometido a ayudar a las ciudades fronterizas para acomodar a los migrantes, pero los detalles han sido pocos y los albergues locales se quejan de que el nuevo gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador les redujo la financiación que recibían para atender a los migrantes.
Ebrard dijo que se ha concertado con 16 albergues que reciban a migrantes, pero esos lugares sólo pueden cubrir una fracción de lo necesario.
Diversas organizaciones de derechos civiles en Estados Unidos han demandado al gobierno por los Protocolos de Protección a Migrantes, pero una corte de apelaciones permitió que la política continúe en vigor durante la impugnación en tribunales.