Nuevos incidentes de violencia se registraron el lunes en varias ciudades de Chile por cuarto día consecutivo y el gobierno del presidente Sebastián Piñeira mantuvo el toque de queda impuesto el fin de semana hasta este martes a las seis de la mañana.
Una marcha de estudiantes y grupos sindicales volvió a convertir a Santiago en un campo de batalla. Imágenes de la televisión mostraron el avance de camiones lanza agua por el centro de la ciudad, mientras la policía lanzaba gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.
Según reportó la agencia AP, centenares de personas caminaron hasta las inmediaciones de la Escuela Militar, donde unos 30 militares se apostaron en la calzada para evitar que se acercaran al plantel.
Los manifestantes permanecieron gritando pacíficamente contra el gobierno, hasta que fueron dispersados con chorros de agua y gases lacrimógenos.
Más temprano, el acceso había sido bloqueado para tareas de limpieza, tras los incidentes de los días anteriores. En la Alameda, una de las principales arterias de la ciudad que llega hasta Plaza Italia, las principales tiendas no abrieron sus puertas por temores a saqueos.
La mayor concentración reunió en Santiago a miles de personas que, a pesar de ser fuertemente reprimidas, volvieron a agruparse y sólo se dispersaron poco antes que entrara en vigor el nuevo toque de queda en la capital chilena a las ocho de la noche.
Otras manifestaciones se registraron en suburbios de la capital chilena y en ciudades del norte y el sur, y nuevamente hubo saqueos de supermercados y quema de farmacias y barricadas.
Las cadenas locales mostraron escenas similares en las ciudades de Valparaíso y Concepción.
La violencia comenzó el viernes después que protestas estudiantiles contra un alza en las tarifas de los autobuses y el tren subterráneo derivó en una serie de disturbios e incendios, ante lo cual el presidente Piñera declaró el estado de emergencia.
La presión social llevó a Piñera a anular el alza, una decisión que fue ratificada el lunes por el Congreso. El presidente anunció también que este martes se reunirá con partidos de gobierno y oposición “para poder explorar y ojalá avanzar hacia un acuerdo social (...) hacia mejores soluciones a los problemas que aquejan a los chilenos”.
Los muertos en los disturbios se elevaron a 11 el lunes, informó el ministro del Interior, Andrés Chadwick. También se han registrado más de mil heridos y un número elevado de detenciones.
La Organización de Naciones Unidas llamó al diálogo y a investigar de forma independiente las muertes y las denuncias de abusos policiales.
La exmandataria chilena Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, pidió a los manifestantes que salgan a las calles “de forma pacífica” y a las autoridades que “se aseguren" de que el derecho a la libertad de expresión sea “respetado”.
Bachelet admitió que hay “acusaciones inquietantes del uso excesivo de la fuerza” por parte de las autoridades del orden y pidió que todos los actos que han derivado en heridos y muertos sean objeto de “investigaciones independientes, imparciales y transparentes”.