Pese a que el gobierno de Nicaragua ha sido enfático en criticar las acciones de Estados Unidos en la crisis con Irán, el diputado sandinista Luis Barbosa descartó que las tensiones entre estos dos países impacten a Nicaragua.
“Nosotros no le buscamos tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro, nosotros si hemos sido agredidos por Estados Unidos, aquí ha habido invasiones, pero en este momento esta centrada la disputa allá, se oye que puede haber un acuerdo nadie está interesado en una guerra de ese tipo, nosotros estamos solidarizándonos con un pueblo”, dijo el militante sandinista a la Voz de América.
Aunque surgieron varias especulaciones sobre la posibilidad de que Nicaragua se viera involucrada en las tensiones entre ambos países por los lazos de amistad del gobierno sandinista con Irán, luego de que el mandatario estadounidense anunciara que su país esta listo para la paz, el sociólogo y analista político Oscar Rene Vargas, también descartó esta posibilidad.
“En vista de que hoy se abrieron las negociaciones, o por lo menos la oferta de negociar por parte de Trump con Irán no creo que tenga una consecuencia directa o indirecta con Nicaragua, el caso era si Estados Unidos e Irán hubieran ido a la guerra evidentemente que hubiera tenido consecuencias para Nicaragua, tanto desde el incremento del precio del petróleo como el deterioro aún más de las relaciones de Nicaragua con Estados Unidos”, explicó.
La relación de los sandinistas con grupos extremistas árabes data de finales de la década de los 60 cuando la Organización para la Liberación de Palestina ofreció entrenamiento militar a guerrilleros sandinistas.
El gobierno del presidente Ortega emitió un comunicado en la que respalda “el planteamiento del Gobierno Soberano de Irak, que reclama violación de su Soberanía Nacional”, y además apoyó la postura de Irán catalogando la muerte del general Soleimani como “terrorismo internacional”.
Nicaragua también pidió, como miembro de las Naciones Unidas, “acciones serias, responsables y creíbles, que tomen en cuenta el extremo riesgo que corremos como civilización”, en referencia al aumento de las tensiones entre Estados Unidos e Irán.
El presidente Ortega es uno de los principales aliados de Irán en Latinoamérica. El 10 de enero de 2012, cuando juró para su segundo mandato consecutivo de cinco años en Nicaragua, respaldó el programa nuclear iraní, mismo que Estados Unidos considera una “amenaza para el mundo".