A las afueras de un matadero, en la ciudad de San Cristóbal, cercana a la frontera con Colombia, una decena de personas espera para obtener de 2 a 5 litros de sangre de res para alimentarse.
La sangre que descartan en los mataderos es regalada a quienes la pidan, para preparar un plato llamado "Pichón", común en algunos hogares de esa localidad andina de Venezuela, pero cuyo consumo se ha multiplicado en el último año ante el aumento diario en el precio de la comida. Para prepararlo, la sangre se hierve en una olla, acompañada con algunos vegetales, hasta obtener una textura similar a la de carne molida.