El pasado mes de mayo, en el programa informativo "Tras la Noticia", de la radio nicaragüense La Costeñísima, fue entrevistado el alcalde del municipio de La Cruz de Río Grande, Juan Ramón Espinoza. El funcionario aseguró, en directo, que la población de esa localidad estaba preocupada por la muerte de dos personas que, tras su fallecimiento, fueron enterradas de manera inmediata y que temían que la razón de su muerte haya sido el coronavirus.
Pocos días después de esa entrevista, el director de la radio, el periodista Sergio León Corea, recibió un citatorio judicial para mediar una denuncia de calumnias e injurias, interpuesta por una mujer que le acusó de haber publicado el nombre de su pariente, uno de los dos fallecidos, y que ella niega que haya muerto por causa del virus.
La cita en el juzgado era para el 28 de mayo, pero el abogado del comunicador solicitó que se cambiara la fecha porque su cliente no se sentía bien de salud, presentaba síntomas muy similares al coronavirus y se había resguardado en su casa.
El 2 de junio, familiares del periodista informaron que había sido ingresado de emergencia a un hospital en Bluefields, ya que su cuadro de salud se complicó y tenía severas dificultades para respirar. Tristemente, el domingo 14 de junio, Sergio León Corea murió por complicaciones de la enfermedad.
El caso de Sergio León Corea es tan solo uno de los muchos que se denuncian en Nicaragua, un país donde ejercer el periodismo de forma independiente se ha convertido, durante los últimos años, en un reto grande. Muchos comunicadores aseguran haber vivido, en carne propia, las consecuencias de contrariar al gobierno liderado por el presidente Daniel Ortega y la vicepresiedenta Rosario Murillo.
"El reto principal ahora es sortear a la pandemia, porque tenemos que buscar cómo no ser víctima de ella", dijo a la Voz de América, Alfredo Salinas, presidente de la Asociación de Periodistas de Nicaragua.
Salinas dijo además que el otro gran reto es el de obtener información correcta sobre el desarrollo de la pandemia en el país y que han tenido que ser creativos en la manera de reportear y obtener datos que son manejados con discreción por las autoridades de salud.
"Hemos tenido que hacer un trabajo de espionaje, buscar en los hospitales, en las salidas de las morgues, donde salen los difuntos y tenemos que estar a veces guardando tiempo para poder ver y dar cobertura a una información que en algún momento ha sido declarada como una información que no se puede comunicar abiertamente", aseguró Salinas.
Afirma que varios periodistas se han contagiado del virus y como en el caso de Sergio León, ya hay otro que murió por complicaciones del mismo.
"Hay varios que están padeciendo la enfermedad y hay unos que han muerto, no precisamente tal vez por la pandemia pero sí por la situación de que los hospitales o los centros de salud están saturados y no les pueden dar la atención necesaria para poderle ver alguna dolencia o una enfermedad que se complica al no tener una atención médica apropiada", mencionó en conversación vía Skype con la VOA.
Para Lucía Pineda, periodista del medio 100% Noticias, el que un comunicador se contagie del virus, no solamente es grave por la salud y vida de la persona, sino también atenta contra la libertad de expresión en momentos difíciles.
"El hecho que se enferme un periodista, camarógrafo, fotógrafo es un golpe a la sociedad en Nicaragua ya que es uno menos que puede estar en sus labores de búsqueda de información y en estos momentos la información salva vidas", dijo Pineda a la Voz de América.
Según Lucía, quien se encuentra exiliada en Costa Rica, casi una veintena de periodistas nicaragüenses han reportado estar contagiados debido a que no existe un plan del gobierno para evitar que la población se contagie.
"El acceso a información de instituciones públicas es limitado, el régimen no quiere confirmar y aceptar una realidad del imparable ascenso del COVID-19 en Nicaragua, porque sería aceptar su error de no hacer nada, sería aceptar su error por andar promoviendo el contagio masivo con eventos de aglomeración de personas", acotó Pineda.
Sin embargo, Luis Barbosa, diputado y sindicalista del gobernante Frente Sandinista, dice que esas denuncias no vienen de verdaderos periodistas.
"¿Cuáles? ¿Qué medios nacionales e internacionales? A veces dicen que son periodistas, pero no son periodistas los que dan esas noticias falsas", dijo el legislador a la Voz de América.
"¿Quién no conoce, en Nicaragua, cuáles son los medios de comunicación serios y responsables y los medios irresponsables que están desinformando a la población? Incluso, creando muertos, creando zozobra en la población. Cuando revisamos los datos estadísticos producto de esta pandemia, Nicaragua se encuentra en una mejor situación que en muchos países, incluso desarrollados, donde han muerto más de cien mil personas y tienen no sé cuántos miles y miles de infectados. Pues gracias a Dios y a la buena salud que tenemos que es una salud comunitaria, se ha cuidado a la población en tiempo y forma. Son los enemigos del pueblo y enemigos de este gobierno los que dan datos distorsionados y piden sanciones", agregó.
Pero Dorian Orozco, periodista del medio digital independiente Nicaragua Investiga, concuerda con la opinión de Lucía Pineda, y agrega que debido al bloqueo a la información, ha tenido que buscar otras maneras de obtener datos sobre la enfermedad, consultando otras fuentes de confianza.
"Lo que hacemos nosotros como periodistas es que buscamos fuentes alternativas y que sean debidamente acreditadas para dar una información, ya sea epidemiólogos o infectólogos y tratamos de buscar, de escarbar en la información semanal que brinde el MINSA -Ministerio de Salud de Nicaragua- para poder llegar a una conclusión (acerca de) cómo anda el avance de la pandemia", dijo Orozco en conversación vía Zoom con la Voz de América.
Sin embargo, el profesional denuncia que incluso eso, buscar fuentes externas con conocimiento del tema, se ha vuelto más difícil debido al acoso de las autoridades al personal de salud.
"Si un médico de un hospital público da una declaración, puede ser sancionado e incluso han habido despidos. Entonces nos enfrentamos también con ese tipo de barrera porque no podemos tomar declaraciones de un médico que está en la primera línea de batalla del COVID-19", denunció Orozco.
Pero Wilfredo Navarro, diputado sandinista y miembro de la Junta Directiva del parlamento nicaragüense, dice que lo que sucede es que hay muchos miembros del gremio médico que solo saben criticar.
"Hay que ver que es una situación mundial. No hay una cura para el coronavirus. Se están probando medicamentos para enfrentar el coronavirus y los sabios, los monos sabios que ustedes tienen, que son los médicos que dicen que saben, no saben recetar sólo criticar. Entonces aquí hay que ayudar a la gente y no estar criticando tanto", dijo el diputado oficialista a la VOA.
¿Porqué la negativa a dar información?
Ante esta situación, muchos se preguntan por qué las autoridades nicaragüenses se niegan a dar información certera sobre el desarrollo del virus en el país, la cual sería de gran utilidad para prevenir contagios y fallecimientos.
"No sabemos qué razones tiene el gobierno para haber propiciado y haber contravenido todas las disposiciones de la Organización Mundial de la Salud, de la Organización Panamericana de la Salud. Todavía hoy, en nuestro país, el gobierno que preside el dictador Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo, están llamando a concentraciones públicas para celebrar efemérides de su partido", dijo Segio Marín Cornavaca, periodista y moderador del programa "La Mesa Redonda" a la VOA.
Abigail Hernández, miembro de la Comisión Ejecutiva de Periodistas y Comunicadores de Nicaragua (PCIN), una organización que fue fundada en 2018, opina que la razón del gobierno para no actuar ante la pandemia, es por no querer asumir los costos que esto implica, política y económicamente.
"Siguiendo el pensamiento de este gobierno, pues simple y sencillamente es un asunto de no querer asumir los costos económicos que esto tiene. Querer demostrar a nivel internacional de que esta administración tiene control sobre esta situación y sobre todo, dar un mensaje a sus bases políticas de omnipotencia y omnipresencia, que lo pueden controlar todo y que lo pueden manejar todo sin importar los riesgos que eso está conllevando", dijo la periodista a la VOA en entrevista vía ZOOM.
Red de información y ayuda
Este escenario, no obstante, ha permitido que entre el gremio de periodistas surja un movimiento de apoyo mutuo, el que según algunos periodistas consultados, ha sido importante especialmente para quienes ahora están enfermos.
"En este momento, las organizaciones que trabajan con periodistas y que defienden la libertad de prensa en Nicaragua estamos como un solo bloque unificado y de atención. PCIN está trabajando de la mano con Fundación Violeta Barrios de Chamorro, con Voces en Libertad, con PEN Nicaragua, y estamos trabajando para dar una mejor atención", dijo la periodista Abigail Hernández a la VOA.
Estas organizaciones, asegura Hernández, están apoyando a cualquier periodista que necesite chequeos médicos o ayuda financiera para comprar medicinas y buscar atención hospitalaria.
Hernández concluye que es importante que el mundo sepa la situación que viven los periodistas nicaragüenses.
"Aquí somos más de 300 periodistas que estamos lidiando con una situación complicada. La persecución no ha cesado (...) porque por un lado estás lidiando con el que no te contagies y por otro tenés que estar lidiando con la persecución, con las mismas amenazas policiales, parapoliciales y directamente estatales", concluyó Abigail.