A las 12:00 del mediodía y a las 6:00 de la tarde del lunes sonó en Nicaragua la tradicional ¨tiradera de bombas y cohetes de pólvora¨ que anuncian la mayor fiesta católica del país, la histórica purísima o Gritería a la Virgen María.
Pese a que este año la jerarquía católica nicaragüense suspendió la celebración oficial de ¨la Gritería¨ por el impacto de la pandemia de COVID-19, devotos de la purísima se arriesgaron a celebrar el tradicional evento religioso, que moviliza a miles de nicaragüenses para cantarle a la Inmaculada Concepción de María.
A las 7:00 de la tarde, centenares de feligreses de diferentes partes de Nicaragua se citaron en las afueras de la basílica catedral de la Asunción en León para participar en el tradicional grito mariano presidido por el obispo Sócrates René Sándigo, en honor a la Inmaculada Concepción de María.
Mientras, en la parroquia del Divino Corazón de Jesús, en el barrio San Judas, en el occidente de Managua, los feligreses optaron por continuar la tradición y celebrar ¨la gritería¨, aunque aseguran tomaron las necesarias medidas sanitarias.
Miguel Morales, un tradicionalista del barrio, contó a la Voz de América que durante 15 años ininterrumpidos ha apoyado a la parroquia en esta celebración.
¨Nuestra devoción es tan grande a la virgen María que sabemos que ella nos va a proteger siempre; nos hemos arriesgado a celebrarla porque sabemos que esta es una tradición muy hermosa. Estamos tomando medidas para prevenir la enfermedad del COVID, como no dejar entrar aglomeración de personas¨, señaló.
Medidas por la pandemia
Mientras, el sacerdote Julio Arana, vicario judicial y párroco de la iglesia, dijo que decidieron celebrar ¨la purísima¨ porque ¨ciertamente existe una pandemia a nivel mundial que ha causado dolor y tristeza en las familias, pero por otro lado tenemos la esperanza puesta en el señor que él nos va a ayudar con la intersección de la Virgen María¨.
Añadió que en todas las parroquias se han seguido las recomendaciones de las autoridades de salud, así como de los máximos líderes de la conferencia episcopal.
El cardenal Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua, indicó que las recomendaciones buscan que los devotos puedan celebrar en familia, aplicar protocolos para evitar el contagio, reducir los tiempos de visita en los altares y, de ser posible, que lo destinado para “el brindis” se sustituya por “hacer obras de caridad o de misericordia”.
“Junto con el Santo Padre, nosotros hemos dicho que la vida es lo más importante. Decíamos nosotros que en la tradicional gritería hacer los altares en las parroquias y los hogares y evitar aglomeraciones, que nuestros fieles católicos puedan celebrar, pero dentro de sus hogares¨, dijo el líder religioso.
Además, en conmemoración de la virgen el cardenal Brenes abogó por que las “personas privadas de su libertad por represión política” muy pronto puedan ser liberadas.
El gobierno anuncia fiestas
Por su parte, el gobierno del presidente Daniel Ortega anunció docenas de actividades vinculadas a la tradicional fiesta en honor a la Virgen María. Algunas consisten en visitas a los altares colocados por las instituciones en la Avenida Bolívar en Managua, en los que no existe una regulación de medidas de protección contra el COVID-19.
Mientras, la Iglesia marca distancia y asegura no tener ninguna relación con las actividades promovidas por el estado. Así lo explicó monseñor Carlos Avilés en entrevista con la VOA.
"Lo que el gobierno haga nosotros no tenemos ninguna opinión, porque ellos no son religiosos, ellos no dirigen la iglesia. Quienes dirigen la iglesia son la Conferencia Episcopal y nosotros. No sé qué fines tienen ellos para hacer esas cosas", remarcó Avilés.
Según los historiadores, la celebración de La Gritería inició en el año de 1857, es decir hace 163 años, en el barrio San Felipe de la ciudad de León y que, de manera simultánea, los franciscanos llevaron la celebración a Granada.