Donald Trump ya no está en la Casa Blanca, pero la influencia del expresidente estadounidense todavía se siente intensamente en Washington, donde los disturbios del 6 de enero provocados por sus partidarios han creado profundas divisiones dentro del Partido Republicano.
Los republicanos de la Cámara de Representantes se reunieron el miércoles para decidir el futuro de dos miembros de su caucus en lados opuestos del debate sobre Trump: la congresista Liz Cheney, de Wyoming, una de las líderes republicanas en la Cámara de Representantes, y la congresista novata Marjorie Taylor Greene, de Georgia, quien ha expresado su apoyo a teorías conspirativas de extrema derecha, incluyendo las del movimiento QAnon.
Se trata de decidir si despojar a la trumpista Greene de sus asignaciones en el comité de Educación y retirar a Cheney del equipo de líderes republicanos por su voto en favor de abrir un nuevo juicio político contra Trump. Estas decisiones forzarán un recuento sobre si los republicanos siguen siendo leales a Trump y sus partidarios, o si se distancian de su influencia.
Diez republicanos de la Cámara de Representantes votaron con los demócratas el 13 de enero para acusar a Trump por incitar a la insurrección en el Capitolio de Estados Unidos el mes pasado. Cheney, la única mujer en el liderazgo de su partido, fue la republicana de más alto rango en votar por el impeachment. Ella publicó una declaración condenando a Trump tan enérgicamente que fue citada por los gestores demócratas del juicio político en sus informes.
"Nunca ha habido una mayor traición"
"Nada de esto habría ocurrido sin el presidente", escribió Cheney en una declaración del 12 de enero asignando la culpa por el motín en el Capitolio que dejó cinco personas muertas, incluido un oficial de policía, y detuvo temporalmente el escrutinio de los votos del Colegio Electoral que ratificó al demócrata Joe Biden como el ganador de las elecciones de noviembre.
"El presidente podría haber intervenido de inmediato y con fuerza para detener la violencia. No lo hizo. Nunca ha habido una mayor traición a su cargo y a su juramento a la Constitución por parte de un presidente de Estados Unidos", acusó.
El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, quien votó junto con otros 146 congresistas republicanos a favor de anular los resultados del Colegio Electoral el 6 de enero, ha tenido cuidado de no pedir la remoción de Cheney ni apoyar lo que ella llamó un "voto de conciencia". En su lugar, dijo a la cadena CNN el mes pasado que ella "tiene muchas preguntas que responder".
McCarthy también se ha reunido en privado con Greene para discutir la indignación de los demócratas tras la revelación de sus publicaciones en redes sociales promoviendo numerosas teorías conspirativas sobre los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y sobre tiroteos en escuelas, así como su decisión de dar "me gusta" a una publicación en Facebook que pedía la ejecución de líderes demócratas, incluida la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi.
Greene ha dicho que sus publicaciones en las redes sociales son administradas por varias personas y que no las ve todas. En un tuit del miércoles, Greene respondió a estas acusaciones, escribiendo que los demócratas "sólo están en esta senda para destruir a los republicanos, sus trabajos, la economía, la educación y la vida de sus hijos, robar nuestras libertades y borrar la creación de Dios". A principios de esta semana, Greene dijo que había hablado con Trump y que continúa contando con su apoyo.
Movimiento de los demócratas
Los demócratas, que controlan la cámara, han dado el inusual paso de presentar una resolución que despojaría a Greene de sus asignaciones en comités, negándole una de las responsabilidades más importantes que un legislador puede tener.
El líder de la mayoría en la Cámara Baja, Steny Hoyer, de Maryland, anunció el miércoles que los congresistas en pleno votarían el jueves sobre la expulsión de Greene de esas asignaciones. "Hablé con el líder McCarthy esta mañana y está claro que no hay alternativa a celebrar una votación sobre la resolución para suprimir a la representante Greene de sus asignaciones de comité", dijo Hoyer en un comunicado.
La legisladora de primer año de Georgia no puede ser despojada de su escaño en el Congreso, pero los demócratas podrían unirse para negarle sus asignaciones de comité.
Este impulso de los demócratas para castigar a Greene ha puesto a McCarthy en una posición difícil. Tiene que decidir si apoyar a Greene, a quien Trump ha elogiado como una "estrella en ascenso" en el partido, o castigarla en respuesta a las demandas de los demócratas y de algunas voces en su propio partido.
Del mismo modo, McCarthy parece estar luchando para determinar si respaldar a Cheney ante las crecientes críticas republicanas a su voto contra Trump o apoyar retirarla de su posición de liderazgo del partido mientras ella sigue siendo miembro de la Cámara de Representantes.
Juicio por acusación de Trump
Las controversias sobre Greene y Cheney vienen cuando el Senado está listo para comenzar el segundo juicio político a Trump, acusado de incitar a la insurrección en el Capitolio. Trump es el único presidente en la historia de Estados Unidos que será procesado dos veces y será el primero en ser sometido a un proceso de juicio político después de dejar el cargo.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dio el inusual paso de comentar asuntos de la Cámara de Representantes a principios de esta semana, sin nombrar a Greene en un comunicado, sino diciendo que "las mentiras locas y las teorías conspirativas son un cáncer para el Partido Republicano y nuestro país".
Al describir el motín del Capitolio el mes pasado, McConnell dijo que: "La turba había sido alimentada por el presidente y otras personas poderosas".
Una condena de Trump en el juicio en el Senado es poco probable ya que 17 republicanos en la cámara tendrían que votar junto con los 50 demócratas para alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria. La semana pasada, 45 de los 50 republicanos del Senado votaron a favor de una resolución que calificó el juicio de inconstitucional por que Trump ahora ya no es presidente.