Los días en que Javier Pérez se bañaba, lavaba o cocinaba en cualquier momento del día quedaron atrás: las fallas en el suministro de agua han impactado negativamente en su estilo de vida y en las de millones de venezolanos, que ni en hospitales públicos tienen el servicio garantizado.
Javier ha visto pasar “entre 15 y 21 días” sin que llegue una gota de agua a su vivienda en Chacao, municipio del este de Caracas, donde hay oficinas centrales de importantes empresas e instituciones, y residencias de diversos niveles socioeconómicos.
Mientras espera que un joven llene los envases que llevó hasta uno de los pozos profundos construidos por la alcaldía de Chacao para aliviar la situación, Javier cuenta a la Voz de América el dolor de cabeza (como coloquialmente se dice en Venezuela), que le produce vivir sin agua de forma permanente.
“Llega un día, se va y seguimos igual. Arreglen este problema, necesitamos el agua. Tenemos niños, tenemos que hacer nuestros alimentos. Antes todo era normal, ahora estamos bastante incomodos, ojalá lo arreglen pronto”, dijo Javier antes de tomar los envases para volver caminando a su residencia.
Estebana Huelvas, coordinadora de ese punto de suministro de agua en Chacao, explicó que el proyecto “ha ayudado” a solucionar el problema, no sólo a los habitantes de la comunidad sino incluso a personas de otros puntos de la ciudad.
La situación afecta a todos por igual, sin embargo, muchos grupos con mayores posibilidades económicas han logrado construir pozos o instalar tanques de agua para mantener su calidad de vida.
Un reciente estudio del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) en 12 ciudades del país reveló que sólo un 33,9% de los usuarios consultados dijo recibir agua todos los días, pero de esa cifra sólo el 24,9% la recibe de forma continua. De acuerdo al OVSP, el servicio de agua es el “peor valorado de forma recurrente”.
¿Qué pasó?
Desde los años 1950, Venezuela “tuvo la fortuna” de desarrollar una de los servicios de agua potable “más importantes” de toda la región, con “tecnología de vanguardia y el desarrollo de infraestructura de altísima calidad”, para alcanzar altas metas de salud pública, coinciden los expertos.
“Fuimos capaces, al terminar el siglo pasado, de distribuir en todo el territorio nacional. En ese momento había unos 25 millones de habitantes. Distribuir unos 150.000 litros por segundo, algo así como unos 330 litros por habitante por día, que era un número de países en desarrollo”, explicó el ingeniero civil José Norberto Bausson, ex vicepresidente de Operaciones y Mantenimiento de Hidrocapital.
Las encuestas que se hicieron en los años 1990 indicaban que el 87% de la población tenía un buen servicio de agua potable y saneamiento, agregó.
Pero hoy, prácticamente en ninguna ciudad del país se cumple con las normativas establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Todas las ciudades venezolanas se enfrentan a “un suministro insuficiente, señalado por un servicio intermitente” y un “deterioro profundo” de la calidad del agua, señaló José María De Viana, ingeniero civil y ex presidente de Hidrocapital.
“Venezuela es un país con embalses llenos de agua, pero ciudades sedientas”, dijo De Viana, al subrayar que existen más de 100 embalses que almacenan agua de “excelente calidad”.
No obstante, añadió, durante los últimos 20 años la cantidad de agua que se transporta de los embalses a las ciudades se ha reducido a la mitad, a consecuencia del “abandono operativo y mantenimiento necesario” de los sistemas de transporte.
“Caracas hace 20 años recibía 20.000 litros por segundo; hoy en día la ciudad recibe 12.000. Los sistemas están deteriorados desde el punto de vista mecánico y eléctrico y eso hace que el sistema Tuy 1 funcione al 25% de su capacidad y el sistema Tuy 2 funcione a menos del 50% de su capacidad. Esta película se repite en todas las ciudades”, detalló.
Bausson dijo que en 22 años no han entrado en funcionamiento nuevos acueductos. Los “que se hicieron o se empezaron a construir”, están fuera de servicio.
“El sistema que teníamos requería de planes de mantenimiento y rehabilitación de forma continua. Al no hacerlo, esos mismos sistemas hoy en día sólo pueden aportar a la población un 60% de lo que aportaban antes. Estamos alrededor de los 90.000 litros por segundo en vez de 150.000. Los acueductos no pueden cubrir la demanda actual de la población y el gobierno ha estado haciendo esa suerte de racionamiento”.
El problema es complejo. Además de que las plantas de tratamiento se encuentran “deterioradas”, la industria petroquímica nacional no está produciendo suficiente sulfato de aluminio y cloro, reactivos utilizados para clarificar y desinfectar el agua.
¿Qué hace falta para que la situación mejore?
Los expertos también coinciden en que al deterioro de la infraestructura física se suma la falta de talento; muchos han emigrado buscando mejores oportunidades y uno de los retos será formar una generación “de jóvenes competentes”.
“La buena noticia es que el país puede duplicar el suministro de agua a sus ciudades sin construir ninguna obra nueva. Esa infraestructura está ahí, dañada, deteriorada, pero puede ser reparada y es robusta en el sentido de que cualquier proceso de reparación genera respuestas relativamente rápidas”, sostiene De Viana.
El ingeniero estima que hay ciudades de Venezuela en las que se podría notar una “mejoría importantísima” antes de seis meses si “si se hacen las cosas que se deben hacer”.
Bausson señala que la ciudadanía paga “muy caro la falta de agua”, unos comprando botellones o camiones cisterna, otros gastando días enteros buscando agua en los pozos, y recuerda que mientras los servicios públicos no sean capaces de mantenerse con el cobro de la prestación del servicio y los costos operativos, siempre se llegará a este escenario.
“La población ha entendido que el servicio es muy importante y que tiene que pagar. Servicio que no se paga, servicio que no tienes en el mundo. Se empieza con tarifas solidarias, con subsidios cruzados donde los que más pueden van a pagar parte de lo que no pueden pagar quienes tienen menos recursos y eso permitirá que se mejore la calidad del servicio”, dijo.
Aunque las denuncias por fallas en el suministro de agua se han incrementado en los últimos años, el gobierno del presidente Nicolás Maduro asegura que las sanciones impuestas recientemente por la comunidad internacional obstaculizan el acceso a piezas o repuestos para garantizar el mantenimiento del sistema.
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