Funcionarios estatales de Estados Unidos detallaron el martes cómo el expresidente Donald Trump y sus acólitos intentaron que se nombraran electores falsos en los estados que perdió ante el demócrata Joe Biden en los comicios de 2020 para mantener al republicano en el poder y cambiar el resultado electoral, a pesar de que no había evidencia de fraude en el escrutinio.
El republicano Rusty Bowers, presidente de la Cámara de Representantes de Arizona, detalló al comité del Congreso que investiga los disturbios en el Capitolio de EEUU el 6 de enero del año pasado cómo Trump le imploró en dos llamadas telefónicas que revocara la victoria de Biden en su estado, pero que se negó.
Bowers, que dijo haber votado por el propio Trump, le aseguró que "no haría nada ilegal por él" cuando le pidió nombrar electores alternativos a su favor, a pesar de que Biden había ganado el estado por más de 10.000 votos.
Un visiblemente emocionado Bowers narró que un abogado de Trump, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, afirmó que 200.000 inmigrantes votaron ilegalmente en Arizona en 2020, junto con 5.000 a 6.000 personas muertas. Cuando Bowers exigió pruebas, Trump dijo en una llamada: "Dale al hombre lo que necesita, Rudy".
Pero Bowers aseguró que Giuliani nunca ofreció pruebas de los votos ilegales y que finalmente incluso le reconoció: "Tenemos muchas teorías, pero no tenemos las pruebas".
Rechazo preventivo
Trump emitió un comunicado antes de que comenzara la audiencia del martes, afirmando que Bowers en un momento le dijo que la votación de Arizona estaba "amañada" en su contra. El presidente de la Cámara de Baja de Arizona afirmó categóricamente: "Nunca le he dicho eso, a nadie, en ninguna parte".
Biden, recalcó el republicano, ganó legítimamente el estado.
El comité de investigación de la Cámara de Representantes también escuchó extensos testimonios de dos funcionarios electorales del estado sureño de Georgia, donde Trump fue el primer candidato presidencial republicano en perder desde 1992.
Trump, en una controvertida llamada el 2 de enero de 2021 al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, el principal funcionario electoral del estado, le pidió que "encontrara" suficientes votos para superar el margen de victoria de Biden de 11.779 votos.
Raffensperger testificó que Trump le suplicó que anulara la votación del estado. Las papeletas se habían contado tres veces, dijo, y Biden ganó cada vez, con lo que el funcionario electoral dijo que eran totales "notablemente cercanos".
Pero Trump insistió y le dijo a Raffensperger: "La gente de Georgia está enojada. La gente del país está enojada, y no hay nada de malo en decir eso, ya sabes, que has vuelto a calcular. Todo lo que quiero hacer es esto: solo quiero encontrar 11.780 votos, que es uno más de los que tenemos. Amigo, necesito 11.000 votos. Denme un respiro".
"De ninguna manera perdí en Georgia", fue el argumento de Trump a Raffensperger. "De ninguna manera. Ganamos por cientos de miles de votos. Y serías respetado, realmente respetado, si esto pudiera arreglarse".
Trump continúa afirmando -sin aportar más que rumores- que le robaron un segundo mandato en la Casa Blanca y ha insinuado que podría postularse nuevamente para la presidencia en 2024.
Durante el fin de semana, se quejó en las redes sociales sobre la investigación de la Cámara y defendió su llamada a Raffensperger.
“Mi llamada telefónica al secretario de Estado de Georgia, con muchas otras personas, incluidos numerosos abogados a sabiendas en la línea, fue absolutamente PERFECTA y apropiada”, escribió Trump. "SI, fue una LLAMADA PERFECTA...".
El costo personal
Bowers, Raffensperger, Gabriel Sterling, director de operaciones de la oficina electoral de Georgia, y la trabajadora electoral de Georgia Wandreá Shaye Moss testificaron que ellos y sus colegas recibieron amenazas de violencia de los partidarios de Trump que se negaban a aceptar su derrota electoral.
En el centro de los esfuerzos postelectorales de Trump se encontraba un plan audaz para que se nombraran falsos electores que apoyaban a Trump en estados donde Biden le había derrotado por poco. Estos electores falsos certificarían ante el Congreso que Trump, en lugar de Biden, había ganado esos estados.
En EEUU, los presidentes se eligen efectivamente en elecciones separadas en cada uno de los 50 estados, no a través del voto popular nacional. El número de votos electorales de cada estado depende de su población, y los estados más grandes tienen la mayor influencia. Esos votos se cuentan formalmente en el Capitolio de Estados Unidos unos dos meses después de la elección, bajo la presidencia del vicepresidente.
Unos 2.000 partidarios de Trump asaltaron el Capitolio el 6 de enero durante horas, impidiendo que los legisladores certificaran la eventual victoria de Biden por 306-232 en el Colegio Electoral.
Si bien el comité de la Cámara de Representantes no puede presentar cargos penales, el Departamento de Justicia está monitoreando de cerca las audiencias para determinar si alguien, incluido Trump, debe ser acusado de intentar revertir ilegalmente el resultado de las elecciones para mantenerlo en el poder.
El congresista demócrata Adam Schiff de California, quien dirigió la mayor parte del interrogatorio el martes, dijo al final que si Trump se involucró "en actos delictivos es algo que otros deben decidir".
Pero Schiff dijo que los esfuerzos de Trump por cambiar el resultado de las elecciones para mantenerse en el poder a pesar dela victoria de Biden en las urnas fueron "antipatrióticos y fundamentalmente antiestadounidenses".
El panel ya escuchó testimonios de que asesores clave de Trump le dijeron que había perdido las elecciones de 2020 y que hubo un número mínimo de irregularidades en las votaciones, que no era suficiente para anular la victoria de Biden en el Colegio Electoral Nacional.
Además, se le dijo a Trump que sería ilegal que el entonces vicepresidente Mike Pence bloqueara unilateralmente la victoria de Biden, cómo Trump le imploró en privado y en público.
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