Las voces más poderosas del Partido Demócrata advirtieron el sábado que el aborto, la Seguridad Social y la democracia misma están en peligro, dentro de sus esfuerzos para superar los fuertes vientos políticos en contra, en el último fin de semana antes de las elecciones intermedias de 2022.
“Enfadarse y desanimarse no es una opción”, dijo el expresidente Barack Obama ante cientos de electores durante una tempestuosa jornada en Pittsburgh. “El martes, aseguremos que nuestro país no retroceda 50 años”.
Después durante la jornada, Biden compartió el escenario con Obama en Filadelfia. Ambos ex compañeros de fórmula participan juntos en actos de campaña en apoyo a candidatos demócratas por primera vez desde que Biden asumió la presidencia.
En el estado vecino de Nueva York, el expresidente Bill Clinton, quien había estado muy ausente de la política nacional los últimos años, se sumó a las acciones de apoyo a su partido.
El trío de demócratas fueron los primeros presidentes, pero no los últimos, en dirigirse el sábado a los electores, que decidirán en todo el país el control del Congreso y las legislaturas estatales importantes.
El expresidente Donald Trump concluyó la jornada con un discurso en el suroeste de Pensilvania, una región de clase trabajadora, e hizo una referencia a los comicios en términos apocalípticos.
“Si ustedes quieren detener la destrucción de nuestro país y salvar el sueño americano, entonces el martes deben votar por los republicanos en una ola roja gigante”, dijo Trump ante miles de simpatizantes que ovacionaban. El exmandatario describió a Estados Unidos como “un país en declive”.
Biden, Trump, Obama y Clinton, cuatro de los seis mandatarios vivientes, se concentraron el sábado en los estados clave del noreste, pero sus palabras retumbaron en todo el país debido a que los partidos recurrieron a sus mejores exponentes para presentar los argumentos importantes de cierres de campaña.
Las urnas cerrarán el martes en Estados Unidos aunque más de 36 millones de personas ya han emitido su voto.
Sin embargo, los mensajes al parecer no han sido del agrado de todos.
Incluso antes de su llegada a Pensilvania, Biden se había enfrascado en una nueva polémica política tras irritar a algunos sectores de su partido por impulsar planes para el cierre de plantas de combustibles fósiles a favor de la energía verde.
Aunque emitió sus declaraciones en California el día anterior, la industria de los combustibles fósiles es un empleador importante en Pensilvania.
El senador Joe Manchin, demócrata por Virginia Occidental y presidente del Comité Senatorial de Energía y Recursos Naturales, dijo que el presidente les debía una disculpa a los trabajadores del carbón de todo el país. Llamó a los comentarios de Biden “ofensivos y repugnantes”.
Trump aprovechó el disgusto en el oeste de Pensilvania para acusar a Biden de haber “reanudado la guerra contra el carbón, su carbón”.
La Casa Blanca aclaró que las declaraciones de Biden fueron “tergiversadas para sugerir un significado que no se pretendía; lamenta si alguien que escuchó estos comentarios se ofendió” y que estaba “comentando un hecho de economía y tecnología”.
Los demócratas están profundamente preocupados por sus estrechas mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado, al tiempo que el electorado se encuentra molesto con el gobierno de Biden en medio de una creciente inflación, un incremento de hechos delictivos y un pesimismo generalizado sobre la dirección del país.
La historia sugiere que los demócratas, como partido en el poder, sufrirán pérdidas considerables en las elecciones intermedias.
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