El reinicio este miércoles de los trámites de visa de inmigrante en el consulado de Estados Unidos de La Habana tras una pausa de cinco años significa un considerable alivio para los cubanos que buscan emigrar al país norteño.
A su vez, es un ligero avance en el delicado camino hacia una eventual normalización de las relaciones bilaterales entre Cuba y EEUU que, según expertos, aún parece estar lejos.
Mariela, una habanera que no quiso dar su apellido por temor a represalias del gobierno, recibió con entusiasmo la medida el miércoles mientras hacía la fila en la embajada estadounidense en La Habana y afirmó que pronto espera reunirse con su familia en EEUU. "Es lo que estábamos esperando. No sabes lo contenta que me puse", dijo.
El reinicio de los trámites de visa "significa que mi hijo tiene que gastar menos dinero en el proceso, que ya de por sí cuesta bastante, y yo no paso tanto estrés por tener que ir a un país desconocido a hacer una entrevista", dijo la mujer.
Durante el tiempo que estuvieron suspendidos los servicios consulares en La Habana, los cubanos tenían que viajar a otros países para tramitar sus visas.
La embajada estadounidense en Cuba quedó con personal mínimo en septiembre de 2017, cuando el entonces presidente Donald Trump ordenó el regreso de los diplomáticos tras reportes de misteriosos incidentes de salud, aún sin esclarecer. El gran edificio de concreto a orillas del famoso malecón habanero quedó prácticamente desierto.
El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Ned Price, enfatizó este miercóles que la “principal prioridad” del gobierno estadounidense sigue siendo la salud de sus diplomáticos y sus familiares. “Estamos trabajando para llegar al fondo de estos incidentes de salud anómalos", dijo, y agregó que la investigación sobre la causa de los mismos "está en curso".
Aunque las visas podían ser solicitadas en cualquier consulado, los procesos de visados de inmigrante fueron asignados —tras un breve experimento en Colombia— al consulado de EEUU en Georgetown, Guyana, a más de 3.000 kilómetros de distancia.
El pasaje y la estancia por 20 días en la capital guyanesa le costaron más de 3.000 dólares a Lisandra Romeo, una cubana de 34 años, una pequeña fortuna en un país donde el salario medio no llega a los 30 dólares mensuales.
"Estuve esperando más de cinco años a que se completara mi caso. Yo estaba cruzando los dedos para que [la cita para entrevista] me llegara en La Habana, pero no fue así. Estando ya en Guyana anunciaron que el consulado en La Habana iba a reabrir ya en enero", explicó Romeo a la Voz de América desde Miami, donde vive después de completar su proceso de reunificación familiar.
La mujer se considera afortunada porque solo pagó 1.800 dólares por su boleto hasta Georgetown. "Me estaban pidiendo 3.500 dólares y conozco personas que fueron en mayo que se gastaron más de 7.000 dólares durante su estancia. Eso es mucho dinero para un cubano. Si mi entrevista consular hubiera sido en La Habana hubiera podido traer ese dinero y usarlo para el comienzo de mi vida aquí", aseguró.
Una reapertura largamente esperada
Un portavoz del Departamento de Estado dijo a la Voz de América que desde el 3 de mayo de 2022, la misión de EEUU en Cuba había "ampliado continuamente los servicios consulares" en Cuba.
"A partir del 4 de enero de 2023, la Embajada en La Habana procesará todas las categorías de visa de inmigrante, además de los servicios actuales que se brindan, los cuales son los servicios para ciudadanos estadounidenses y las visas oficiales, diplomáticas y de emergencia para no inmigrantes", especificó el portavoz.
Hasta el momento, quienes deseen visitar EEUU desde la isla tendrán que continuar solicitando visas de no inmigrante fuera del país.
El funcionario también agregó que bajo la dirección del presidente Joe Biden, "el Departamento de Estado revisó el estado del personal en la Embajada en La Habana y está explorando opciones para aumentar la dotación (...) para facilitar la labor y el intercambio diplomático, consular y con la sociedad civil, con una postura de seguridad adecuada".
La embajada estadounidense en La Habana desalienta continuamente a través de sus redes sociales la inmigración irregular procedente de la isla.
Los alrededores de la embajada en La Habana este miércoles volvían a lucir la misma cara de hace cinco años. El parque cercano donde los citados esperan su turno en la fila para entrar al consulado estaba lleno de personas. Para quienes se dedican a ofrecer servicios de llenado de planillas, fotografías, la custodia de bolsos y las cafeterías también ha sido una "bendición".
Rolando Álvarez, quien esperaba su turno en la fila en el parque, dijo a Reuters que muchos cubanos "se desesperan y se van en balsa, eso es una locura. Eso yo no lo hago. Lo importante de la embajada aquí es eso, (tener la posibilidad de) irse legal y sin problemas”.
El veterano diplomático cubano Carlos Alzugaray considera que el reinicio de los servicios consulares no significa una “reapertura total”, porque "ambas partes están volviendo a cubrir las plazas que se había dejado desiertas" de una forma "lenta y precavida".
"En particular se ha dicho que todavía no se ofrecerá el servicio consular para visas de visitantes no emigrantes, que era una función importante del Consulado y que tenía mucho que ver con viajes personales, con actividades de cuentapropistas y con intercambios académicos. Se ha prometido que eso vendrá, pero no se sabe todavía cuando", precisó el exembajador a la VOA.
¿Ruta a la normalización?
Para Alzugaray, "los pasos tímidos y graduales que Biden ha dado hasta ahora" no muestran claramente la intención de la actual administración de "'romper el hielo' que dejó Trump". Para lograrlo "habría que abandonar la retórica agresiva que la administración Trump reinició y la de Biden continuó", insistió el analista.
"Así que si estamos hablando de un 'congelamiento' de las relaciones, Biden tiene tanta responsabilidad como Trump y todavía tiene un largo camino que recorrer para descongelarlas en serio", dijo.
El exdiplomático matizó que, sin embargo, no se puede "ignorar que se han dado pasos positivos" para relajar las animosidades y restablecer "un determinado nivel, muy pequeño" del acercamiento logrado por los expresidentes Raúl Castro y Barack Obama en el llamado "deshielo" de 2014-2017. "El propio gobierno cubano lo ha reconocido", agregó.
El investigador y director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida, Jorge Duany, coincide en que "por el momento, la administración Biden no parece estar interesada en 'normalizar' las relaciones bilaterales".
"Un mayor acercamiento con la isla por parte del presidente Biden podría costarle una cantidad aún mayor de votantes cubanoamericanos que los que votaron por el Partido Republicano en las pasadas elecciones de medio término", indicó a la VOA, aunque advirtió que "después del 'tsunami rojo' en la Florida en noviembre de 2022, es difícil imaginar que el Partido Demócrata pueda obtener una mayoría" en el estado en próximos comicios.
Por su parte, Alzugaray afirmó que "un retroceso o un endurecimiento de la política de Biden no lo beneficiaría y quizás hasta lo perjudicaría con aquellos votantes cubanoamericanos que ven con buenos ojos la reapertura total de los servicios consulares en la Habana y otras medidas de normalización y apertura".
Mientras, los dos senadores estadounidenses por la Florida, Marco Rubio y Rick Scott, enviaron una carta al presidente Biden en diciembre, advirtiéndole que volver a "implementar la política fallida" de Obama solo contribuiría "aún más a la pésima situación de los derechos humanos en la isla".
Éxodo en la mira
La reapertura de la emisión de visas de inmigrante desde La Habana coincide con un éxodo histórico provocado por una seria crisis política y económica en la isla. En el año fiscal 2022, un récord de 224.607 cubanos llegaron a la frontera sur de Estados Unidos, mientras que 6.182 balseros fueron interceptados por los guardacostas en aguas de la Florida, el mayor número en seis años.
Este reinicio de trámites consulares en La Habana busca "brindar opciones de migración seguras, legales y ordenadas para los ciudadanos cubanos", anunció el Departamento de Estado de EEUU, que se ha comprometido a entregar al menos 20.000 visas al año a los cubanos, excluyendo a los familiares de ciudadanos.
Para Duany, esta cifra "a corto plazo (...) parece ser insuficiente para frenar el éxodo de indocumentados de la isla".
"A largo plazo, es posible que el número de cubanos que viajan clandestinamente por mar y tierra se reduzca paulatinamente, sobre todo si se concretan los planes de las autoridades migratorias estadounidenses de deportar a los cubanos que no puedan demostrar un 'miedo creíble' de persecución política en la isla", agregó.
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