El fin del Título 42 en Estados Unidos está imprimiendo un sentido de urgencia a miles de migrantes agolpados en el municipio colombiano de Necoclí, la puerta de salida hacia la peligrosa selva del Tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, ansiosos de continuar su travesía hacia el norte.
Muchos de ellos son haitianos y venezolanos que huyen de la situación política y económica de sus países, pero también los hay de Irak, Irán, la India, Bangladesh, Nigeria, Camerún, Cuba y otros países.
Por este corredor migratorio, más de 80.000 migrantes han cruzado en el primer trimestre del año con destino al norte, según cifras de la Defensoría del Pueblo de Colombia.
El comandante del Departamento de Policía de Urabá, coronel Óscar Hernán Cortés, dijo a la Voz de América, que en las últimas semanas las salidas de migrantes en lanchas para adentrarse en el Darién en su objetivo de llegar a Estados Unidos han ido en aumento.
El fin del Título 42, la orden de salud pública emitida por Estados Unidos para frenar la propagación del COVID-19 en 2020, que sirvió para frenar la llegada de ciudadanos indocumentados por la frontera sur, finaliza este 11 de mayo, y a pesar de las recomendaciones de las autoridades estadounidenses a los migrantes de tramitar su llegada a territorio norteamericano por “vías legales”, la migración aumentó en un “720 %” en Necoclí.
“Hoy lo que nosotros estamos viendo es que hay un aumento del 700 % en comparación con el año inmediatamente anterior, desde enero del año pasado a abril del 2022 más o menos pasaron 13.000 migrantes, casi 14.000 a la fecha, pero en ese año, en esa misma fecha, en ese mismo período tenemos 119.000”, explicó Cortés a la VOA.
Según el funcionario, “las personas que más pasan por Colombia son de nacionalidad haitiana y los segundos que más están pasando en este momento son los venezolanos, pero encontramos también ecuatorianos, chinos, brasileños y 66 nacionalidades más”.
Los migrantes, añadió, siguen siendo víctimas de la banda criminal del Clan del Golfo, que los sigue obligando a transportar droga por el Darién. En los primeros meses del año, 18 de estos coyotes fueron capturados y enviados a la justicia por las autoridades colombianas por el delito de tráfico de personas.
Centros de migración en Colombia y Guatemala
La Casa Blanca anunció el pasado 27 de abril la creación de los Centros Regionales de Procesamiento Migratorio, que abrirán inicialmente en Guatemala y Colombia, con el fin de buscar vías legales y ordenadas para los migrantes de paso por la región de las Américas.
Mientras, muchos de los que han emprendido el viaje en busca del sueño americano y que esperan superar el Tapón del Darién, expresaron a la VOA lo “difícil” que ha sido el viaje hasta Necoclí.
“Una travesía muy difícil, muy dura, hemos tenido que pagar mucho dinero, hemos tenido que dormir en la calle con el frío, hemos tenido que pasar muchas situaciones, muchas cosas caóticas, pero estamos fuertes aquí, con tremendo deseo en llegar a Estados Unidos para trabajar y ayudar a todas las personas que queremos del pueblo de Cuba”, relató Aidé Mayetas, una migrante cubana.
Samir Riscal, un migrante haitiano, dijo que salió de Haití en “busca de un sueño”, con la esperanza de poder encontrar en Estados Unidos “una mejor vida”.
Otro cubano, Heikel González, esperaba por una lancha para continuar su ruta por Centroamérica.
“En Cuba tengo a mis hijos, a mi madre, tengo muchas personas. Uno trata de ir a Estados Unidos para darles un mejor futuro, en Cuba no hay futuro, en Cuba no hay comida y se pasa mucho trabajo para darle un mejor futuro a la familia”, dijo.
Colombia se ha convertido en uno de los principales puntos de llegada de migrantes que entran al país por la vecina Ecuador, en el sur, donde toman un autobús por más 17 horas hacia el Golfo de Urabá, la puerta de entrada al Tapón del Darién
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