Internet de alta velocidad en Estados Unidos no es un derecho para todos: en particular en las zonas rurales del país, en 2023, tener acceso a la fibra óptica es aún muy complicado.

Por esa razón, la administración Biden anunció más de 42 mil millones de dólares para expandir el acceso a Internet de alta velocidad, comenzando la campaña más grande jamás realizada para ayudar a 24 millones de personas alrededor del país.

Joe Biden, Presidente de EEUU, dijo: “Porque para que la economía actual funcione para todos, el acceso a Internet es tan importante como la electricidad, el agua u otros servicios básicos. Piensen en los padres y estudiantes sentados afuera de un McDonald's o fuera de su oficina para conectarse a Internet, o en un estacionamiento solo para que los niños puedan conectarse en línea para hacer su tarea.”

El dinero, que el gobierno planea repartir en los próximos dos años, es la pieza central de un vasto y ambicioso esfuerzo para brindar banda ancha a todo el país para 2030, asegurando que incluso las partes más remotas de Estados Unidos puedan finalmente cosechar los beneficios económicos de la era digital.

Kamala Harris, Vicepresidenta de EEUU, dijo: “Pongámonos de acuerdo en que en el siglo XXI en Estados Unidos, internet de alta velocidad no es un lujo, es una necesidad. Cada persona en nuestra nación, sin importar dónde viva, debería poder acceder y pagar Internet de alta velocidad".

Pero el anuncio del presidente marca solo el comienzo de un proceso largo y difícil que depende mucho de los estados.

Y su éxito o fracaso depende de factores que han atormentado a EEUU en décadas, desde el alto precio y la naturaleza complicada de la construcción de banda ancha, hasta las brechas persistentes en la comprensión del gobierno sobre quién necesita conectividad hoy.