El gobierno de Estados Unidos reactivó las citas para obtener asilo desde una peligrosa ciudad fronteriza donde las preocupaciones de extorsión de migrantes llevaron a la suspensión del programa el mes pasado.
El cambio se produce luego de que en días recientes acudieran en masa a la ciudad Nuevo Laredo, fronteriza con Texas, unas 1,500 personas, tras conocerse que Estados Unidos estaba aceptando el ingreso de migrantes sin cita.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) dijo que su aplicación móvil CBP One, en cuyo uso han insistido los funcionarios estadounidenses para promover una migración más segura y ordenada, ofrecerá citas nuevamente a partir del miércoles.
Esto ocurre a menos de dos semanas de que CBP cerrara el sistema en Laredo, ciudad texana frente a Nuevo Laredo, cuando funcionarios estadounidenses detectaron que criminales obligaban a migrantes a pagar hasta 500 dólares para llegar al puente fronterizo que deben cruzar para acudir a su cita.
El cambio de política subraya los problemas que enfrenta la administración del presidente Joe Biden en su intento de implementar un nuevo sistema de asilo, en medio de los continuos problemas de seguridad en México.
Si bien la aplicación para reservar citas de asilo en Estados Unidos tiene como objetivo eliminar como intermediarios a traficantes de personas, los hechos violentos en Nuevo Laredo muestran que estos grupos aún pueden explotarla para extorsionar a migrantes, lo que plantea serias dudas sobre su viabilidad.
Stephanie Leutert, académica de la Universidad de Texas y exasesora en temas de migración durante la administración de Biden, advirtió que un esquema de extorsión podría regresar ahora que fue reabierto el sistema virtual de citas.
"En esencia, (está) volviendo exactamente a la misma dinámica que condujo a la pausa en las citas de CBP One en primer lugar", dijo la experta.
DESESPERACIÓN
Los migrantes comenzaron a acumularse en Nuevo Laredo el fin de semana pasado cuando se enteraron que funcionarios de CBP estaban admitiendo a grupos de unos 50 solicitantes de asilo por día a través del puente internacional, incluso sin cita.
Muchos venían de un campamento instalado en la sórdida ciudad Matamoros, a varias horas de distancia, donde no habían logrado conseguir citas.
El venezolano Gerson Bravo, explicó cómo los migrantes que llegaban se organizaban con una lista en un cuadro de cartón marcado con números o escribiendo números en el antebrazo de las personas.
Bravo dijo que el sistema era más justo que la aplicación, a través de la cual incluso deben esperar algunos meses para cruzar a Estados Unidos, mientras que con ese esquema la consiguen en cuestión de días. "No se ha podido llevar orden con la aplicación", comentó.
El miércoles, otro migrante venezolano en Nuevo Laredo dijo que le preocupaba que lo extorsionaran ahora que Laredo estaba abierto nuevamente para las citas a través de CBP One. "Tenemos miedo", expresó al pedir anonimato para dar su testimonio. "Nos vinimos pensando que podríamos tener un mejor proceso y más rápido".
La afluencia repentina, muy alta en comparación a los 250 migrantes que llegaban dos semanas antes, llevó a los funcionarios estadounidenses a reiniciar CBP One como una mejor opción.
"Somos conscientes de los límites de nuestra capacidad para controlar la situación de seguridad en cualquier ciudad fuera de Estados Unidos", dijo a Reuters un funcionario de alto rango de CBP que prefirió no ser nombrado.
"Usar CBP One es el mejor mecanismo que tenemos para reducir algunas de las vulnerabilidades allí", agrego al referirse al caso de Nuevo Laredo.
Defensores de inmigrantes ven CBP One como una herramienta positiva para eliminar a los traficantes, pero les preocupa que el número limitado de citas los ponga en riesgo mientras esperan en zonas peligrosas como Nuevo Laredo.
Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de que continúe la extorsión en esa ciudad fronteriza, el funcionario de CBP dijo que los migrantes podrían solicitar asilo en otros lugares e ir a Nuevo Laredo el día de su cita.
"Eso representa un riesgo mucho menor que todas estas personas que se aglomeran en la ciudad como vemos en Nuevo Laredo en este momento", agregó.
José, otro migrante venezolano que se negó a dar su nombre completo por razones de seguridad, dijo que la semana pasada fue testigo de cómo fue secuestrado un grupo de personas en una carretera hacia Nuevo Laredo. Aun así, decidió emprender él mismo el viaje al día siguiente.
"Nos arriesgamos porque la desesperación fue tan grande Matamoros", comentó mientras estaba sentado bajo unas carpas blancas en una plaza cerca de la frontera.
Tres migrantes dijeron a Reuters que hombres que parecían ser miembros de un cártel les pidieron que se mantuvieran en orden, pero que no habían estado extorsionando a los recién llegados.
Eso podría cambiar, dijeron activistas que estimaron en decenas de miles de dólares en alrededor de un mes las ganancias obtenidas por el cártel local por extorsionar a migrantes.
Una familia del estado de Michoacán pagó 13,000 dólares de extorsión. Once recibos con transferencias electrónicas de dinero de amigos y familiares mostrados a Reuters respaldaban su historia. Ellos se apresuraron a recaudar los fondos antes de que llegara el día de su cita el mes pasado a través de CBP One.
"Nos tenían encerrados", dijo Javier Valdez, miembro de esa familia. "La gente tenía que pagar para no perder su cita", agregó.
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