Los residentes de Maui que huyeron desesperados de las llamas, algunos incluso a pie, se preguntaban por qué el famoso sistema de alerta de emergencias de Hawái no les avisó cuando el fuego se acercaba a sus casas.
Los registros de administración de emergencias de Hawái no mostraron indicios de que se activaran las sirenas de emergencia antes del devastador incendio que cobró la vida de al menos 55 personas y arrasó una localidad histórica. Las autoridades dijeron el viernes que el número de muertos podría incrementarse. Al menos 1.000 personas siguen desaparecidas.
Hawái cuenta con lo que el estado describe como el mayor sistema integrado de alertas de seguridad pública del mundo para cualquier tipo de peligro al aire libre, con alrededor de 400 sirenas repartidas por todo el archipiélago.
Pero muchos de los sobrevivientes de Lahaina, ciudad turística de Maui ahora reducida en gran parte a cenizas, dijeron en entrevistas en los centros de evacuación que no escucharon ninguna sirena y se dieron cuenta del peligro que los amenazaba cuando vieron las llamas o escucharon explosiones cerca.
Los precios, congelados
Ante la emergencia, Hawái dispuso el congelamiento de precios para todos los productos básicos en Maui, medida que estará vigente por lo menos hasta fin de mes.
Esto significa que dichos productos deberán venderse a los precios que tenían antes de la emergencia. Los artículos incluyen alimentos, agua, hielo, gasolina, combustible para cocinar, baterías, generadores, suministros médicos y materiales de construcción, según la Oficina de Protección al Consumidor de Hawái (OCP).
Thomas Leonard, un cartero retirado de 70 años de Lahaina, no se enteró de que había un incendio hasta que olió el humo. Antes en el día se habían interrumpido la luz y el servicio de telefonía móvil, por lo que la localidad no tenía información en tiempo real sobre el peligro.
Intentó marcharse en su Jeep, pero tuvo que abandonar el auto y correr hacia la orilla del mar cuando los vehículos cercanos empezaron a explotar. Se escondió detrás de un dique durante horas mientras el viento arrojaba ceniza caliente sobre él.
Los bomberos llegaron finalmente y escoltaron a Leonard y a otros sobrevivientes a pie través de las llamas hasta un lugar seguro.
El portavoz de la Agencia de Administración de Emergencias de Hawái, Adam Weintraub, dijo el jueves a AP que los registros del departamento no muestran que las sirenas de alerta de Maui se activaran el martes. En su lugar, el condado utilizó alertas de emergencia enviadas a celulares, televisores y emisoras de radio, explicó.
No estaba claro si esos avisos salieron antes de que los cortes generalizados de electricidad y telefonía móvil suspendieran la mayor parte de las comunicaciones con Lahaina.
Avivado por un verano seco y los fuertes vientos de un huracán cercano, el incendio comenzó el martes y tomó a la isla de Maui por sorpresa, extendiéndose por los pastizales y arrasando después viviendas y todo lo que había a su paso.
El incendio es el peor desastre natural que azota el estado desde un tsunami que dejó 61 muertos en 1960 en la Isla Grande.
Las autoridades dicen que la isla hawaiana tardará años y necesitará de miles de millones de dólares para recuperarse de la devastación que afectó su lado occidental.
El gobernador Josh Green dijo que Lahaina “se fue trágicamente” y aseguró que “cuando vean el alcance total de la destrucción en Lahaina, se sorprenderán. Parece como si una bomba y fuego hubieran estallado”.
Green pidió a los propietarios de hoteles y viviendas que acojan a parte de los residentes de la isla que lo perdieron todo en el incendio.
Este es además el incendio más letal registrado en Estados Unidos desde el de Camp, en California, que dejó al menos 85 muertos y arrasó la localidad de Paradise en 2018.
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