La política estadounidense es blanco y negro; o mejor dicho: rojo y azul. Desde 1852, todos los presidentes de Estados Unidos han pertenecido a solo dos partidos, el Republicano o el Demócrata.
Aunque existen otros partidos, conocidos como 'third parties', que también presentan candidatos presidenciales, como el Partido Verde o el Partido Libertario, por ejemplo, la realidad es que no son muy populares y que votar por ellos es visto como un mero voto de protesta.
Para entender esta realidad hay que, primero, retroceder en el tiempo a los albores de la república estadounidense. Aunque en los primeros años surgieron varias facciones políticas, fue en las elecciones presidenciales de 1796 cuando se perfiló la rivalidad entre dos grupos: los Federalistas y los Demócratas-Republicanos, precursores de los actuales Demócratas y Republicanos.
Estos comicios sentaron las bases del sistema bipartidista estadounidense que conocemos hoy, según la investigación histórica de la Biblioteca del Congreso de EEUU.
La Guerra Civil de 1861-1865, un episodio crucial en la historia de Estados Unidos, marcó un punto de inflexión en la consolidación de este sistema.
La profunda división entre el Norte y el Sur no sólo desencadenó un conflicto sangriento, sino que también fortaleció el sistema bipartidista. La elección de Abraham Lincoln como el primer presidente republicano en 1860 selló aún más esta tendencia. La lucha por la abolición de la esclavitud y la unión de la nación se convirtieron en temas centrales de este período, tal como documenta el archivo histórico de la Universidad de Columbia.
El siglo XX y los cambios sociales
El siglo XX fue testigo de cambios profundos en la sociedad estadounidense, y estos cambios se reflejaron en la política. La Gran Depresión de la década de 1930 y las políticas del New Deal lideradas por Franklin D. Roosevelt consolidaron el apoyo demócrata en muchas regiones del país.
Además, la década de 1960 presenció un movimiento por los derechos civiles que llevó a la promulgación de leyes clave de derechos civiles bajo un liderazgo demócrata. Estos eventos políticos y sociales contribuyeron a cimentar aún más el sistema bipartidista.
Más allá de los eventos históricos, el sistema electoral de mayoría simple es otro elemento esencial que explica la persistencia del bipartidismo. En este sistema, el candidato con la mayoría de votos en un distrito gana la elección, lo que fomenta la votación estratégica para evitar "desperdiciar" el voto en terceros partidos.
De hecho, tanto el Congreso como la presidencia se eligen por el método llamado 'winners take all' (el ganador se lo lleva todo). En 48 de los 50 estados, los candidatos a la presidencia obtienen todos los votos de un estado si obtienen la mayoría de los votos.
Como explicó a la Voz de América Lee Drutman, politólogo y autor del libro: Rompiendo el Ciclo de los Dos Partidos, “siempre ha habido una dinámica de dos partidos y eso tiene mucho que ver con la naturaleza de «el ganador se lleva todo» de nuestras elecciones, la presidencia del ganador único con el colegio electoral y que sólo haya una ronda de votación”.
No existe ningún incentivo para votar por partidos más pequeños o aquellos que se centran únicamente en un tema en particular”.David Malet, profesor de la Universidad Americana.
Además, los dos principales partidos tienen una ventaja sustancial en términos de financiamiento de campañas y recursos. Las leyes electorales en muchos estados imponen barreras significativas a los partidos políticos minoritarios o independientes, como requisitos de firmas para colocar candidatos en la boleta o restricciones en los debates presidenciales, de acuerdo con información del Brennan Center for Justice.
En este sentido, el profesor de ciencias políticas de la Universidad Americana, David Malet, dijo a la VOA que “no existe ningún incentivo para votar por partidos más pequeños” en Estados Unidos.
“A diferencia de los sistemas electorales de representación proporcional, no existe ningún incentivo para votar por partidos más pequeños o aquellos que se centran únicamente en un tema en particular”, señaló Malet.
El profesor de ciencias políticas de la Universidad de Standford, Morris Fiorina, recalcó, sin embargo, que este sistema no tiene “nada de específico de Estados Unidos”.
“Se sabe desde hace casi un siglo que los países con sistemas electorales de distrito uni nominal generalmente tienen competencia bipartidista, mientras que los países con representación proporcional generalmente tienen competencia multipartidista”, aclaró en una conversación telefónica con la VOA.
La realidad es que la polarización política ha aumentado en las últimas décadas en Estados Unidos. Los votantes tienden a identificarse fuertemente con uno de los dos principales partidos, y esta polarización hace que sea difícil para terceros partidos atraer un apoyo significativo.
Sobre esto, el profesor Malet, señaló que, si bien últimamente los partidos se han estado polarizando en Estados Unidos, la brecha entre ellos “aún tendría que ser lo suficientemente amplia como para que un tercer partido capture la mayor proporción de votos y obtenga escaños”.
De este modo, la prevalencia de solo dos grandes partidos en Estados Unidos se explica por una mezcla compleja de factores históricos, estructurales, culturales y legales.
A pesar de la existencia de otros partidos políticos en el país, las condiciones del sistema electoral y la identificación arraigada de los votantes con los dos principales partidos han mantenido el sistema bipartidista en su lugar.
La historia de Estados Unidos, marcada por eventos cruciales como la Guerra Civil y la Gran Depresión, ha contribuido de manera significativa a la formación y continuidad de este sistema político único.
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