Por segunda ocasión desde que el demócrata Joe Biden llegó a la Casa Blanca en enero de 2021, los gobiernos de Estados Unidos y Cuba celebraron una ronda de conversaciones sobre temas de seguridad.
El denominado" Diálogo sobre el cumplimiento de la ley entre Estados Unidos y Cuba" había sido interrumpido en 2018 durante la administración del entonces presidente republicano Donald Trump.
El encuentro “mejora la seguridad nacional de Estados Unidos a través de una mejor coordinación de las fuerzas del orden”, informó el Departamento de Estado en un breve comunicado.
Estas acciones de coordinación bilateral buscan, además, proteger a los estadounidenses y “llevar a los criminales ante la justicia”.
Aunque de ninguna de las dos reuniones anteriores han trascendido detalles, Cuba está incluida en la lista de países patrocinadores del terrorismo por mantener vínculos con Corea del Norte, acoger a miembros del Ejército de Liberación Nacional y negarse a entregarlos en extradición al gobierno de Colombia, así como darle refugio a fugitivos estadounidenses por más de 40 años.
Más tarde el miércoles la cancillería cubana afirmó en una nota de prensa que “la reunión transcurrió en un clima de respeto y profesionalidad” y agregó que La Habana “trasladó las informaciones y propuestas de cooperación a la parte estadounidense sobre actividades de personas radicadas en los Estados Unidos, identificadas por su vinculación al terrorismo, al tráfico ilegal de personas y a otras actividades ilícitas”.
El gobierno cubano no ofreció más detalles sobre las personas a las que acusa de actuar de manera ilegal en EEUU, dijo que la actual colaboración con su vecino del norte no contradice “el más absoluto rechazo a la inclusión injustificada y arbitraria de Cuba en la lista que publica el Departamento de Estado sobre Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo. Esta posición quedó debidamente registrada en la reunión”.
Joanne Chesimard, quien tomó el nombre de Assata Shakur, encabeza la lista de los más buscados por el FBI en la isla después de ejecutar al policía estatal de Nueva Jersey Werner Foerster,en 1973. Pero La Habana se ha negado a entregarla ante reiteradas peticiones de administraciones estadounidenses.
La administración Biden ha relajado algunas medidas de presión de su antecesor Trump, pero ha mantenido a la isla en la lista negra del terrorismo, algo que ha sido criticado tanto por La Habana como por algunos expertos e incluso gobiernos de la región.
A la celebración de este diálogo se suman los encuentros sobre temas migratorios que mantienen ambos países por medio de visitas a uno y otro lado del Estrecho de la Florida mientras mantienen en un bajo nivel de operaciones sus sedes diplomáticas tras los incidentes conocidos como el síndrome de La Habana.
“Participar en estos diálogos subraya el compromiso de Estados Unidos de mantener conversaciones constructivas con el gobierno de Cuba cuando sea apropiado para promover los intereses estadounidenses”, recalca la cartera de Exteriores por la parte estadounidense.
En última semana de enero, en un viaje a la isla, la asesora especial de Estados Unidos para los Derechos Internacionales de las Personas con Discapacidad (SAIDR, por sus siglas en inglés), Sara Minkara, “abogó por una mayor inclusión de los cubanos con discapacidad en todos los aspectos de la sociedad”, según comunicado emitido por el Departamento de Estado.
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