A cientos de kilómetros de su comunidad natal, las integrantes de Las Traviesas, un colectivo de indígenas trans de las comunidades Embera Chamí y Embera Katío, encontraron un espacio de reconocimiento donde, a través de piezas artísticas, no solo expresan sus emociones, sentimientos y necesidades, sino que logran cierto reconocimiento.
Se trata de ‘Awera en Bakatá’, una exposición que tiene lugar en la sala cinco, denominada, Talleres del Panóptico, del Museo Nacional de Colombia, y que habla, precisamente del proyecto Awera, que en lengua Embera Chamí significa ‘el camino para ser mujer’.
En el proyecto, trabajaron un grupo de artistas, de la mano de 13 integrantes de Las Traviesas, un colectivo integrado por 100 mujeres indígenas trans, quienes fueron perseguidas y desplazadas, debido a su orientación sexual e identidad de género, y se han asentado en el municipio de Santuario (departamento de Risaralda, en la zona andina colombiana), donde no sólo han encontrado trabajo recogiendo café en las fincas cercanas, sino que se han agremiado y recibido el apoyo de su creciente comunidad transindígena.
Actualmente, están trabajando para establecerse como un cabildo autónomo y resguardo transindígena.
Las artistas y su proceso de reivindicación
Durante una semana, las mujeres participaron en talleres y encuentros, a puerta cerrada en el museo, donde no solo elaboraron algunas piezas, sino que entablaron conversaciones con otros actores de la sociedad, como líderes y lideresas e indígenas de Bogotá, “para pensar en la apuesta política de convertirse un cabildo indígena”, explicó Mayra Hernández, investigadora de la curaduría de Etnografía del Museo Nacional en Colombia, a la Voz de América.
Esto, según le dijo, les permitió “hablar de sus de sus vidas, de sus sueños o de sus deseos” y sobre cómo, a través del arte, no solo se puede “ayudar a tener una injerencia para la transformación social”.
Para Verónica Tascón, una de las indígenas artistas, el taller desarrollado en Bogotá les permitió interiorizar ciertos conocimientos relacionados con las políticas que debe establecer un colectivo.
“Hemos aprendido de cómo vamos a seguir adelante como una comunidad que es Santuario. Estamos nosotras también siguiendo adelante, aunque somos mujeres recolectoras de café, estamos siempre de acuerdo para cómo vamos a seguir esa comunidad y el territorios de chicas Mariposas del café”, explicó Tascón a la VOA, a través de una breve declaración.
Según la investigadora, estas mujeres manifestaron ser rechazadas o excluidas y este tipo de procesos creativos buscaba, de alguna manera, “darles una voz y una vida, un lugar en el mundo, de mostrarlas y que la que los distintos públicos y Colombia sepan que este colectivo de mujeres trans existe, que existen en Colombia y que están juntándose y también organizándose para transformar también maneras de vivir, en la sociedad”.
Incluso, recordó la investigadora, el día de la inauguración de la exposición, Las Traviesas tuvieron espacio para bailar y hacer una presentación artística donde el público jamás se incomodó ni las discriminó y eso, según Mayra, ha sido lo más rescatable: “Ese espacio para ellas, que sea como un lugar también en el que uno pueda hablar de temas difíciles y pues que esas múltiples voces puedan resonar y tener alguna manera de injerencia o impacto en los públicos”.
Además de estos talleres, la exposición también se complementa con piezas logradas en una visita de varios artistas a su hogar, en Salento, en 2021, donde compartieron su cotidianidad.
Las obras
La exposición, que estará abierta al público hasta el 25 de febrero, está compuesta por 31 monotipos o grabados que hablan de seres de la naturaleza, de ellas mismos, de curanderos y curanderas, de las transformaciones sociales que ocurren dentro de su comunidad y hasta de sus sueños.
“Fue súper bonito”, dijo Verónica, “allá aprendimos varias cosas que han enseñado”, recalcó.
Del otro costado, hay 30 fotografías, con marcos coloridos. Algunos con las sonrisas, las miradas fulminantes, esperanzadoras o melancólicas estas mujeres. Otras, muy sonrientes y libres, las cuales fueron tomadas durante la visita a Santuario. Las imágenes también hablan de los distintos actores y los momentos que hicieron parte de ese taller.
Las joyas que se tejieron, en forma de colibrís, durante la semana que las mujeres permanecieron trabajando en el museo, cuelgan en la mitad de la parte superior del salón. Muy coloridas y expectantes, parecen estar custodiando las demás piezas artísticas.
Estas últimas creaciones fueron grabadas para elaborar un video en tercera dimensión, además de las fotografías de sus cuerpos, tomadas en la misma sala del museo. “Lo que permitió eso fue hacer un mundo virtual en 3D, que hace precisamente eco a su deseo de hacer comunidad y de luchar por ese anhelo de tener un cabildo indígena trans”, explicó Mayra.
Las Traviesas, en resumen, reflejan cómo, a través del arte “se pueden visibilizar los procesos que llevan ese colectivo de mujeres hacia ese camino para ser mujer”, agregó Hernández.
El espacio “de co-creación”
El taller de este colectivo de artistas y de mujeres trans se realizó en el marco del lanzamiento de la sala 5 del museo, el cual, explicó Mayra, pretende no solo presentar exhibiciones de diferentes índole a la que aparece en el resto de los espacios etnográficos de las salas, sino que tiene esencialmente un “carácter colaborativo de co-creación”, el cual busca “crear diálogos con distintos grupos y comunidades” y que de ellos resulten piezas artísticas.
El panóptico, cuando la sede del Museo era una cárcel, funcionaba como el espacio de talleres en el que las personas que estuvieron recluidas aprendían distintos oficios, lo que les permitía, en su momento, reintegrarse a la sociedad.
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