Cientos de miles de inmigrantes tuvieron motivos para celebrar cuando el presidente Joe Biden reveló un plan para extender el estatus legal a los cónyuges de ciudadanos estadounidenses, pero inevitablemente, algunos quedaron fuera.
Claudia Zúniga, de 35 años, se casó en 2017, una década después de que su esposo llegó a Estados Unidos. Él se mudó a Ciudad Juárez, México, después de la boda, sabiendo que, por ley, tenía que vivir fuera del país durante varios años para obtener el estatus legal. “Nuestra vida dio un giro de 180 grados”, dijo ella.
Biden anunció el martes que, en los próximos meses, su gobierno permitirá que los cónyuges de ciudadanos estadounidenses sin estatus legal soliciten la residencia legal y, finalmente, la ciudadanía, sin tener que salir del país por hasta 10 años. Alrededor de 500.000 inmigrantes podrían beneficiarse, de acuerdo con funcionarios gubernamentales de alto nivel.
Para hacerse acreedor a este beneficio, un inmigrante debe haber vivido en Estados Unidos por 10 años y estar casado con un ciudadano estadounidense, hasta el pasado lunes. El esposo de Zúniga no es elegible debido a que no se encontraba en Estados Unidos.
Habría sido un sueño hecho realidad, dijo Zúniga, que trabaja media jornada en el negocio de transporte de su padre en Houston.
Todos los beneficios migratorios, aún aquellos tan amplios como el ofrecimiento hecho por Biden en este año electoral, tienen fechas límite y otros requerimientos de elegibilidad. En septiembre, el presidente demócrata amplió el estatus temporal para cerca de 500.000 venezolanos que vivían en Estados Unidos hasta el 31 de julio de 2023. Quienes llegaron un día antes no tuvieron esa suerte.
El programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) lanzado por Barack Obama, que ha protegido de la deportación a cientos de miles de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos siendo pequeños, exigía que los solicitantes estuvieran en Estados Unidos el 15 de junio de 2012 y que hubieran permanecido continuamente en el país durante los cinco años anteriores.
Alrededor de 1,1 millones de cónyuges que están sin autorización en el país están casados con ciudadanos estadounidenses, de acuerdo con el grupo de defensa FWD.us., lo que significa que cientos de miles de personas no podrán obtener este beneficio porque han estado en Estados Unidos menos de 10 años.
En general, los defensores de los derechos de los migrantes se maravillaron con el alcance del anuncio del martes, mientras que los críticos de Biden lo calificaron como un regalo terriblemente equivocado.
Angelica Martinez, de 36 años, se enjugaba las lágrimas, sentada junto a sus hijos, de 14 y seis años, mientras miraba el anuncio de Biden en la oficina de Houston de FIEL, un grupo de defensa de los derechos de los migrantes. Martínez, que es ciudadana estadounidense desde 2013, describió un torrente de emociones, entre ellas, el arrepentimiento por el hecho de que su esposo no pudo viajar a México al funeral de su madre, hace 5 años.
“Tristeza, alegría, todo al mismo tiempo”, dijo Martínez, cuyo esposo llegó a Houston hace 18 años.
Brenda Valle, de Los Ángeles, cuyo esposo es ciudadano estadounidense desde 2001 y como ella, nació en México, ha renovado su permiso DACA cada 2 años. “Podemos empezar a planear a más largo plazo, para el futuro, en lugar de ver lo que podemos hacer en los próximos 2 años”, afirmó.
Magdalena Gutiérrez, de Chicago, que ha estado casada por 22 años con un ciudadano estadounidense y tiene 3 hijas, que son ciudadanas estadounidenses, dijo tener “un poco más de esperanza” tras el anuncio de Biden. Gutiérrez, de 43 años, está ansiosa por viajar más por todo Estados Unidos sin temor a un encuentro con los organismos del orden público que pudiera provocar su deportación.
Allyson Batista, maestra jubilada de Filadelfia y ciudadana estadounidense, casada con su esposo brasileño hace 20 años, recordó que su abogado le dijo que él podía salir del país durante 10 años o “permanecer en las sombras y esperar un cambio en la ley”.
“Inicialmente, cuando nos casamos, yo era ingenua y pensé, ‘Está bien, pero yo soy estadounidense. Esto no será un problema. Lo arreglaremos’”, dijo Batista. “Muy pronto supe que enfrentábamos una circunstancia muy difícil y que no habría forma de que avanzáramos con éxito en un proceso migratorio”.
La pareja tuvo tres hijos que reciben educación superior. Batista espera los detalles sobre la forma en que su esposo puede solicitar un permiso de residencia permanente.
“Tengo esperanzas”, dijo Batista. “Los próximos 60 días serán decisivos. Pero, obviamente, estoy más que emocionada porque cada paso adelante es un paso hacia una resolución final para todo tipo de familias de inmigrantes”.
Alrededor de 50.000 niños no ciudadanos con padres casados con un ciudadano estadounidense también podrían ser acreedores a este beneficio, de acuerdo con funcionarios del gobierno de alto nivel que informaron a los reporteros con la condición de mantenerse en el anonimato. Biden también anunció nuevas normas que permitirían que algunos beneficiarios del programa DACA y otros jóvenes migrantes cumplan más fácilmente los requisitos para obtener visas de trabajo consolidadas.
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