Después de ejercer como secretario de la Presidencia desde el día uno del gobierno de Luis Lacalle Pou, Álvaro Delgado renunció al puesto en diciembre del año pasado para dedicarse a su campaña de cara a las elecciones generales de Uruguay.
Una de las caras más conocidas del actual despacho gubernamental, este veterinario de formación ganó el pasado junio las elecciones primarias de su partido, el Partido Nacional, y aspira ahora a garantizar la “continuidad” del legado del oficialista. La formación de tendencia de centro-derecha consiguió en 2019 su primer mandato tras quince años de hegemonía de la izquierda.
No ha logrado cosechar tanta simpatía como Lacalle Pou, cuya carismática gestión termina con un 50% de aprobación, pero Delgado, de 55 años, ganó algo de tracción en los últimos días para hacer frente al candidato del izquierdista Frente Amplio, Yamandú Orsi, favorito en las encuestas.
Amigo y figura clave del gobierno saliente, creció en tradicionales barrios de la capital uruguaya, Montevideo, si bien siempre guardó una relación especial con el mundo campestre. Apasionado por los caballos, solía cabalgar por las vastas planicies del norte del país y pronto esos recorridos se convertirían en una de sus “terapias” favoritas para cuando necesita despejarse.
Empezó su andadura política aún en la dictadura cívico-militar (1973-1985) cuando tenía 16 años, periodo en el que participó en sus primeros actos del Partido Nacional. Pese a su despertar político, decidió seguir con los estudios. Tenía dudas entre cursar Derecho o una carrera rural y finalmente se decantó por la veterinaria. Sin embargo, no tardaría mucho en que su militancia le abriera el paso en la política.
A partir de 2000, pasó a ocupar diversos cargos en la histórica formación de centro-derecha y, en 2005, dio el salto al Congreso, donde ocupó un asiento primero como diputado (2005-2015) y después como senador (2015-2020). Fue en ese entonces cuando cruzó camino con Lacalle Pou y de ahí se germinó una estrecha relación como compañeros de ruta, que se fortaleció con el paso de los años.
A diferencia del mandatario saliente, Delgado no ha contado con la popularidad de Lacalle Pou.
A pocos días de los comicios, todas las encuestas dejaban abierta la incógnita sobre si llegaría a segunda vuelta o si el mediático Andrés Ojeda, abanderado del aliado Partido Colorado y tercero en las intenciones de votos, le arrebataría el pase al balotaje tras una campaña reñida codo a codo entre ambos.
El exsenador confía en revertir la tendencia de las últimas semanas y conquistar al electorado apelando a que él será la cara de la “reelección” de Lacalle Pou que sostendrá la continuidad del proyecto oficialista iniciado en 2019.
“Vamos a un segundo piso de transformaciones”, dijo, en su acto de cierre de campaña. "Porque este gobierno nos deja un primer piso muy sólido para seguir construyendo el futuro”, completó Delgado en la ciudad de Las Piedras, en las afueras de Montevideo. Coincidentemente, fue el mismo escenario donde el entonces candidato Lacalle Pou clausuró su campaña hace cinco años.
Pese a los tropiezos en los sondeos y una campaña que no terminó de despegar, en una eventual segunda vuelta Delgado tendría un importante as en la manga para desbancar al izquierdista Frente Amplio: la probable alianza con sus socios históricos del Partido Colorado.
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