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En su 30 aniversario, Ucrania califica el Memorándum de Budapest como “un monumento a la miopía”


El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy (izquierda), y el canciller alemán, Olaf Scholz, asisten a una ceremonia en honor a los soldados caídos cerca del Monumento Nacional a la Memoria del Pueblo en Kiev, Ucrania, el lunes 2 de diciembre de 2024. Foto AP/Evgeniy Maloletka
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy (izquierda), y el canciller alemán, Olaf Scholz, asisten a una ceremonia en honor a los soldados caídos cerca del Monumento Nacional a la Memoria del Pueblo en Kiev, Ucrania, el lunes 2 de diciembre de 2024. Foto AP/Evgeniy Maloletka

A 30 años de la firma del Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad para Ucrania, funcionarios ucranianos lo califican como "un monumento a la falta de visión en la toma de decisiones estratégicas de seguridad" y solicitan su adhesión a la OTAN.

Hace 30 años, los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia y Ucrania se reunieron en Budapest, Hungría, y firmaron un memorando que brindaba garantías de seguridad a Kiev a cambio de que renunciara a su arsenal nuclear. En esa época era el tercero más grande del mundo.

Hoy, casi tres años después de que Moscú lanzara una invasión a gran escala de Ucrania, los funcionarios ucranianos califican el Memorándum de Budapest sobre Garantías de Seguridad como "un monumento a la falta de visión en la toma de decisiones estratégicas de seguridad" y solicitan la adhesión de su país a la OTAN.

Los presidentes Leonid Kravchuk de Ucrania, Boris Yeltsin de Rusia y Bill Clinton de los Estados Unidos, junto con el primer ministro británico John Major, firmaron el memorando el 5 de diciembre de 1994.

Steven Pifer, un diplomático veterano que se desempeñó como embajador de los Estados Unidos en Ucrania entre 1998 y 2000, ayudó a negociar el memorando.

"En ese documento, básicamente, Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia se comprometieron a respetar la soberanía, la independencia y las fronteras existentes de Ucrania, y se comprometieron a no usar la fuerza ni amenazar con usar la fuerza contra Ucrania", dijo Pifer al Servicio Ucraniano de la VOA.

Familiares y amigos reaccionan mientras un clérigo oficia la ceremonia fúnebre de Yevgen Matveiev, alcalde de la ciudad de Dniprorudne en la región de Zaporizhia, en la ciudad de Bucha, región de Kiev, el 5 de diciembre de 2024, en medio de la invasión rusa de Ucrania.
Familiares y amigos reaccionan mientras un clérigo oficia la ceremonia fúnebre de Yevgen Matveiev, alcalde de la ciudad de Dniprorudne en la región de Zaporizhia, en la ciudad de Bucha, región de Kiev, el 5 de diciembre de 2024, en medio de la invasión rusa de Ucrania.

Con el colapso de la Unión Soviética, Ucrania heredó el tercer arsenal nuclear más grande del mundo y acordó transferir todas las municiones nucleares en su territorio a Rusia para su desmantelamiento.

Todas las partes del memorando acordaron "abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de los firmantes del memorando".

Sin embargo, en 2014 Rusia se anexionó Crimea y alimentó un movimiento separatista en el este de Ucrania. En febrero de 2022, lanzó una invasión a gran escala en territorio ucraniano.

En una declaración del 3 de diciembre con motivo del 30 aniversario de la firma del Memorándum de Budapest, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania calificó el acuerdo como "un monumento a la miopía en la toma de decisiones estratégicas de seguridad".

Con una copia del memorando en la mano tras llegar a Bruselas para una reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN, el ministro ucraniano, Andrii Sybiha, calificó el pacto como un recordatorio de que cualquier decisión a largo plazo que se tome a costa de la seguridad de Ucrania es "inapropiada e inaceptable".

"Este documento, este papel, no logró garantizar la seguridad de Ucrania y la seguridad transatlántica", declaró Sybiha. "Por lo tanto, debemos evitar repetir esos errores. Por supuesto, es por eso que discutiremos con nuestros socios el concepto de paz a través de la fuerza, y tenemos una comprensión clara de los pasos que necesitamos de nuestros amigos".

En su declaración del 3 de diciembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania afirmó: “La única garantía real de seguridad para Ucrania, así como un elemento disuasorio para una mayor agresión rusa contra Ucrania y otros Estados, es la plena membresía de Ucrania en la OTAN”.

Esa opinión fue compartida por el expresidente ucraniano Petro Poroshenko, ahora líder de la oposición, en una entrevista con la Voz de América.

“Por favor, consideren la firma de una invitación a unirse a la OTAN como una obligación continua de nuestros socios, incluido Estados Unidos, en el Memorándum de Budapest”, dijo Poroshenko.

“Esta es la condición previa cuando Ucrania renuncia voluntariamente al tercer arsenal nuclear más grande del mundo, y todo el mundo dijo que, si Ucrania ahora tuviera este arsenal nuclear, no habría guerra ni ocupación”, comentó a la VOA.

Los funcionarios rusos acusan a Ucrania y sus socios de haber violado el Memorándum de Budapest al expandir la OTAN, lo que dicen, amenaza los intereses de seguridad de Rusia.

Pifer recordó que a principios de la década de 1990, los funcionarios ucranianos preguntaron qué haría Estados Unidos si Rusia violaba el Memorándum de Budapest.

“Dijimos que Estados Unidos hará cosas; nos interesaremos”, dijo Pifer a la VOA. “Sin embargo, fuimos claros: ‘Les decimos ahora que eso no significa que enviaremos la fuerza militar estadounidense para defender a Ucrania’. Es por eso que el documento es el memorándum sobre garantías de seguridad, no garantías de seguridad”.

Mariana Budjeryn, autora e investigadora asociada principal del Proyecto sobre la Gestión del Átomo en el Centro Belfer de la Escuela Kennedy de Harvard, cree que Ucrania y sus socios occidentales no reconocieron plenamente la amenaza rusa. Eran tiempos diferentes, dijo.

“Existía esta narrativa de que Ucrania es un país pacífico y que en realidad no amenaza a nadie, y que iba a unirse a la comunidad internacional en buenos términos”, explicó a la VOA. “La Guerra Fría había terminado, la Unión Soviética se desintegró y todo el tema de las armas, incluidas las armas nucleares, pasó de moda, se convirtió en algo del pasado”.

Después de que Rusia se anexionara Crimea en 2014, Pifer y otros pidieron a la administración Obama que brindara asistencia de defensa a Ucrania para cumplir con sus obligaciones en virtud del Memorando de Budapest.

"Pensé que la administración Obama debería haber hecho más en términos de brindar asistencia de defensa a Ucrania", dijo Pifer. "Pero si nos fijamos en los últimos dos años y medio, la administración Biden ha brindado más de cien mil millones de dólares en asistencia militar y financiera a Ucrania. Eso es ciertamente coherente con lo que decíamos hace 30 años".

Budjeryn señaló que las armas nucleares que Ucrania heredó en 1991 no equivalían a un "disuasivo nuclear completo que pudiera simplemente tomar y usar para disuadir a Rusia".

"Era un trozo de un arsenal nuclear desarrollado por un país diferente, la Unión Soviética, para los fines estratégicos de ese país. Y el tipo de objetivo estratégico de la Unión Soviética era disuadir a la OTAN y a los Estados Unidos", dijo.

“Pero, en última instancia, para tener una disuasión nuclear creíble, Ucrania habría tenido que invertir mucho más en un programa nuclear independiente, que no tenía”, dijo Budjeryn.

Budjeryn señaló que Ucrania podría haber invertido más en sus capacidades militares convencionales después de firmar el memorando. Al final, “la principal lección para cualquier país es que ningún documento, no importa cuán vinculante sea legalmente o cuán bien escrito y sólido sea, es una base suficiente para la seguridad nacional. Tienes que ser capaz de invertir realmente en tu propia defensa y seguridad nacional”, agregó.

Según Pifer, l Memorándum de Budapest no es el único documento que Rusia firmó y violó, lo que plantea preguntas sobre futuros acuerdos con Moscú.

“También estaba en el Tratado Ruso-Ucraniano de Amistad, Cooperación y Paz de 1997. En otros documentos, el gobierno ruso dijo claramente: “Reconocemos a Ucrania en las fronteras de 1991. Reconoceremos y aceptaremos la soberanía y la independencia de Ucrania”.

De acuerdo con Budjeryn, hay una lección más importante para la comunidad mundial.

“Es una historia sobre cuán frágil es nuestro sistema de derecho internacional –de acuerdos internacionales– y que su credibilidad, su existencia, su continuidad y su funcionamiento dependen tanto de que los Estados observen voluntariamente, como de que reaccionen de manera adecuada y suficiente a las violaciones”, dijo.

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