El malestar por la calidad del agua es un tema recurrente de queja en Montevideo, la capital de Uruguay, desde que hace dos meses comenzó a salir de los grifos de las casas con un sabor salado.
La sequía más severa en Uruguay en los últimos 44 años, atribuida principalmente a la gran variabilidad climática de la región y a la falta de inversión en embalses de agua dulce -la última fue en 1986-, ha ocasionado una grave crisis hídrica cuya solución “es la lluvia”, dijo recientemente el presidente Luis Lacalle Pou, quien decretó la emergencia hídrica a fines de junio.
El río Santa Lucía, uno de los cursos de agua más importantes de Uruguay, abasteció durante más de 150 años de agua dulce a Montevideo y su zona de influencia hasta los primeros días de mayo de este año. Entonces las autoridades decidieron tomar agua salada del Río de la Plata, lo que los obligó a elevar los niveles permitidos de cloruro y sodio en el agua corriente.
Los sectores más vulnerables de la ciudad viven la crisis del agua con más severidad porque no pueden comprar agua embotellada, pero la salobridad del líquido ha democratizado el malestar y los perjuicios. Hay que bañarse, lavar la ropa, enjuagar las frutas y verduras o limpiar con agua salada que daña los electrodomésticos.
Enzo Vidoni, responsable de una fábrica de calefones de la capital donde también se reparan esos aparatos para calentar agua, dijo que antes de la crisis recibía cinco o seis clientes por día. Desde hace un mes llegan 50 o 60. “Creo que es un aprendizaje para todos”, sostuvo. “Con el agua no podemos jugar”.
También aumentaron las quejas de los montevideanos por malestares digestivos, aunque médicos y autoridades sanitarias aseguraron que no se puede establecer una relación directa entre el consumo de agua salobre y las dolencias manifestadas.
A raíz de la crisis el precio del agua envasada aumentó: un bidón de seis litros era un 10 % más barato en mayo que en junio, según el Ministerio de Economía. Scanntech, una empresa de terminales de pago electrónico en comercios, aseguró que el consumo de agua embotellada de dos litros subió un 467 % comparando con junio de 2022.
El presidente Lacalle Pou anunció la semana pasada que la calidad podría seguir empeorando y amplió a 500.000 las personas de bajos recursos de Montevideo y Canelones, los dos departamentos afectados por la sequía, que recibirán hasta dos litros de agua embotellada por día si pasa en el Parlamento el proyecto de ley enviado por el gobierno que dispone la entrega del líquido.
También se exoneró de impuestos al agua envasada, lo que implica una pérdida fiscal de 10 millones de dólares, y aseguró que se monitoreará el precio de las botellas de agua, aunque se negó a controlar los precios.
[Con información de The Associated Press]
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