El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, destacó “las enseñanzas” y el nuevo mundo que se abre tras la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus.
El mandatario uruguayo fue el principal orador el miércoles en la primera jornada de la 24 Conferencia Anual de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina que en forma virtual abordó los retos y oportunidades que tiene que hacer frente la región ante las consecuencias económicas derivadas de la pandemia del coronavirus.
Lacalle Pou recordó que cuando llegó al gobierno, el 1 de marzo, su pretensión era implantar “una agenda muy proactiva, con transformación del sector privado y público”.
Sin embargo, expuso el mandatario, 12 días después, la irrupción de la COVID-19 truncó todos los planes de su administración. Así que se vio obligado a trabajar para frenar el brote del coronavirus, una situación para la que “no había un manual” de actuación.
Después de varios meses luchando contra esta enfermedad, manifestó Lacalle Pou, se ha dejado constancia de que “la integración, la solidaridad y la generosidad ya no es algo voluntario”, sino que todos los países deben trabajar conjuntamente en un “mundo que ya está globalizado”.
También reclamó más cooperación internacional para mejorar las infraestructuras, los sistemas de salud y el acceso al crédito en los países en desarrollo ya que, en su opinión, han sido estas naciones las que se han visto mucho más vulnerables ante la pandemia.
“Tenemos un punto en esta integración mundial y regional que fortalecer, no solo desde el punto de vista de capital, sino también para abarcar más soluciones para agrandar la caja de herramientas (para dar respuesta) a este tipo de situaciones”, agregó.
En esa línea, manifestó la necesidad de que los gobiernos cuenten “con un respaldo científico” a la hora de tomar decisiones y defendió que tener “científicos cerca ha sido una bendición” para el gobierno de Uruguay.
Al mismo tiempo, Lacalle Pou recalcó que es indispensable que cualquier mandatario tenga “una visión integral” a la hora de gestionar una crisis de este calibre ya que, según él, se ha comprobado que hay que mirar más allá del confinamiento de la población.
“No se trata solo de confinar, porque estaríamos dejando de prestar atención a la otra vida de los ciudadanos”, dijo aludiendo a la delicada situación financiera de la población más vulnerable y sin acceso a los servicios públicos.
Por eso, manifestó que las administraciones públicas deben contar con los recursos para dar una respuesta a la población. En el caso de los países en desarrollo, según él, la cooperación internacional ha de ser indispensable.
“Esta crisis supera casi los efectos recesivos del 29. Algunos países tendrán diferentes recuperaciones, pero la caja de herramientas ha de ser lo suficientemente amplia como para ayudar a la población”, afirmó al tiempo que defendía que “el justo equilibrio entre la libertad y el cuidado de la sociedad fue lo que nosotros buscamos”.
En ese sentido, hizo una “defensa de un mundo libre y abierto” en el que los ciudadanos sean parte activa de las decisiones. “Los gobiernos no han de tener temor de empoderar a los ciudadanos, han de ser transparentes con ellos, eso genera confianza y esa es otra de las herramientas para poder trabajar en la incertidumbre del futuro”.
Con todo, insistió Lacalle Pou en la idea de que si los gobiernos “generan discursos y acciones que se condicen, eso genera confianza y acción, y creando un círculo virtuoso”.
Ahora, explicó, “el mundo globalizado nos ha enseñado a tener otras fuentes de recursos”. “Necesariamente el mundo libre y abierto va a ser mejor para la humanidad”, afirmó.
Por eso, pidió una relación mucho más estrecha entre estados para trabajar conjuntamente ante este nuevo escenario post-pandemia. “Hemos aprendido que la vida es muy frágil y que no sabemos cuándo termina. Hay que vivirla intensamente y eso también se traslada a las relaciones entre los estados”, comentó.
Lacalle Pou señaló que los gobiernos tienen que hacer de mediadores para facilitar y acelerar las transacciones entre organismos, públicos y privados, algo que, a su parecer, la burocracia actual no lo hace posible.
“Hemos visto cómo la Organización Mundial del Comercio ha tenido una lentitud en los acuerdos entre países, vamos a un mundo en que la oferta y la demanda se genera rápidamente, y hay que satisfacerla a esa velocidad. Ahí es donde tiene que mediar la política”, expresó.
El presidente de la CAF y exministro de Economía y Finanzas de Perú Luis Carranza tuvo un discurso similar durante su participación en la jornada inaugural de la conferencia, que por primera vez en sus cincuenta años de historia, se hace de forma virtual.
“Nuestros países tienen que enfrentar los retos estructurales y los nuevos desafíos globales. La pandemia ha hecho más patente el problema y la desigualdad en América Latina, no solo en ingresos sino también en acceso a bienes y servicios públicos”, destacó.
Con todo, se mostró convencido de que “con buenas políticas, especialmente en temas de educación y salud”, se puede abordar el reto de “cerrar la brecha digital y de infraestructuras” de la población más vulnerable, que irremediablemente pasa por políticas de integración.
“El problema de integración se tiene que abordar como un instrumento útil para mejorar el bienestar de nuestros ciudadanos”, finalizó.
Retos y oportunidades
La primera jornada de la 24 Conferencia Anual de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina abordó los retos y oportunidades que tiene que hacer frente la región ante las consecuencias económicas derivadas de la pandemia del coronavirus.
Establecida en 1996 como una iniciativa conjunta de CAF - Banco de Desarrollo de América Latina, Diálogo Interamericano y la Organización de Estados Americanos (OEA), este evento ha reunido en línea a más de 1.000 líderes mundiales para debatir y discutir los temas más urgentes que enfrenta la región. Las sesiones culminan el próximo viernes 11 de septiembre.
Están invitados formuladores de políticas y analistas, periodistas, gobiernos y organizaciones internacionales, empresarios e inversionistas y representantes de la sociedad civil con la tarea de revisar el progreso en el hemisferio occidental y abordar los desafíos pendientes.