El presidente Joe Biden visitó la isla Maui este lunes, en Hawái, para consolar a los sobrevivientes, mientras las autoridades intentan dar con casi 850 personas que siguen desaparecidas después de que unos incendios forestales catastróficos arrasaron la isla, ardiendo durante semanas.
Las llamas, contenidas en más del 80%, ya cobraron más de 110 vidas y han causado miles de millones de dólares en daños. Estos incendios forestales fueron los más mortíferos en Estados Unidos en más de un siglo. El mandatario, durante su visita, prometió:
“El país está de duelo con ustedes, está con ustedes y hará todo lo posible para ayudarlos a recuperar, reconstruir y respetar la cultura y las tradiciones cuando se lleve a cabo la reconstrucción.”
El FBI ha localizado a más de 1.200 sobrevivientes y el gobierno ha movilizado en el terreno a más de mil efectivos federales para ayudar a la población local, además de asignar casi diez millones de dólares en ayudas.
Joe Biden dijo: “Reconstruir a largo plazo y hacerlo juntos para ayudarnos a volver a ponernos de pie, para reconstruir de la forma en que queremos reconstruir asegurándonos de que se escuchen sus voces. Respetando vuestras tradiciones.”
Sin embargo, los residentes dicen que necesitan más.
Tiare Lawrence, Residente, dijo:
"Necesitamos que el gobierno se centre en la salud mental, el trastorno de estrés postraumático, conseguir viviendas para las personas, financiar y ayudar a las familias a recuperarse, restaurar su dignidad, permitirles enterrar a sus familiares y amigos. Ni siquiera hemos tenido el primer funeral todavía y ya están hablando de reconstruir Lahaina."
Las autoridades aún intentan determinar las causas de los incendios, pero ya se han presentado varias demandas contra la compañía eléctrica Hawaiian Electric, alegando que cables eléctricos caídos provocaron el fuego.
Además, la fiscalía de Hawái inició una revisión de la respuesta al desastre por parte de las autoridades, en particular porque no se activaron las sirenas durante los incendios, dejando a los residentes con poca advertencia sobre el peligro inminente.