Cochabamba, en el centro de Bolivia, como muchas otras ciudades en el mundo, está casi paralizada.
Los más afortunados tienen dinero para poder acudir a los supermercados o mercados populares y comprar lo necesario para una semana. Otros ven cómo resuelven su jornada. Todo aprisa porque a mediodía la circulación de cualquier persona está prohibida.
Los comercios se han limitado al funcionamiento solo de productos de primera necesidad; algunos negocios se volcaron en redes sociales o plataformas digitales para tratar de mantener su servicio y no perder el flujo económico, otros se encuentran en la incertidumbre y casi destinados a cerrar definitivamente si se prolonga la situación.
Mientras tanto, algunos sectores son beneficiados con el pago de rentas y bonos como parte del paquete de medidas económicas dictadas ante la emergencia sanitaria.
Los cobros se realizan en los bancos habilitados, pero esto también genera filas y largas esperas, sobre todo de personas de la tercera edad, un grupo especialmente vulnerable en la pandemia de coronavirus.
Una de las recientes medidas económicas anunciadas por la presidenta interina Jeanine Áñez es el bono de la “canasta familiar” equivalente a unos 57 dólares, que llegará a más de un millón de beneficiados. Se pagará desde mañana.
"En un principio, el plan era entregar esa canasta con alimentos y productos, pero eso nos hubiera tomado varios días más. Por eso hemos ordenado entregar en dinero lo más pronto posible", dijo hace días la mandataria.
Las autoridades en salud reportaron hasta ahora más de 123 casos positivos de COVID-19 y nueve decesos.