El presidente salvadoreño Nayib Bukele criticó el viernes que organizaciones de la sociedad civil, una universidad privada dirigida por jesuitas y la Asociación Nacional de la Empresa privada, pidan a al Fondo Monetario Internacional (FMI) que condicione cualquier desembolso al gobierno de El Salvador.
Desde hace varios meses el gobierno de El Salvador negocia con el FMI un préstamo de mil trescientos millones de dólares para financiar diferentes programas y proyectos emblema del mandatario, como el nuevo aeropuerto y el Tren del Pacífico, entre otros.
Las organizaciones civiles, entre ellas la Universidad privada José Simeón Cañas (UCA), dirigida por jesuitas y la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) piden al FMI que, para lograr el acuerdo de préstamo, se imponga como condición restituir en sus puestos a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al Fiscal de la República, destituidos el 1 de mayo cuando tomó posesión la nueva Asamblea Legislativa, controlada por el oficialismo.
También piden que se deroguen las reformas a la Ley de la Cerrera Judicial que provocaron la destitución o traslados de jueces y magistrados y que éstos sean reinstalados y que se exija que el Tribunal Supremo Electoral declare expresamente que la reelección presidencial inmediata está prohibida en El Salvador.
Además, piden al gobierno de Estados Unidos y los demás Estados con representantes en el directorio ejecutivo del FMI “que comparten valores democráticos, que en el ejercicio de sus mandatos en el FMI consideren la defensa de la democracia en El Salvador”.
Al conocer las exigencias de las organizaciones, abiertamente opositoras al gobierno, Bukele afirmó: en su cuenta oficial de Twitter: “O regresan a gobernar nuestro país o prefieren quebrarlo. ¿Y nuestro pueblo? Eso no les importa”. Señaló que antes unas de estas organizaciones defendía al exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y otras a la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) que en los últimos 30 años han gobernado el país.
“Ahora que se descubrió que eran lo mismo y que todo era negociado bajo la mesa, ya no les da vergüenza salir juntos”, agregó el mandatario.
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