Por segunda vez esta semana, un grupo de prominentes republicanos dijeron que no apoyarán a Donald Trump para presidente.
Docenas de ellos reunieron firmas el jueves para una carta en que se pide al presidente del Comité Nacional Republicano (RNC), Reince Priebus, dejar de ayudar a Trump y enfocarse en proteger a los candidatos a la Cámara de Representantes y el Senado más vulnerables.
Los firmantes advierten que las oportunidades de que Trump gane en noviembre se “están evaporando día a día”.
Uno de los encargados de las comunicaciones del partido, Andrew Winstein, dijo a la Voz de América que “si el RNC no cambia inmediatamente de objetivo, el choque de trenes en noviembre podría destruir también nuestras mayorías en el Congreso”.
“No podemos esperar más tiempo para enfocar nuestros recursos en las carreras que podemos ganar, en lugar de quemar dinero en un candidato presidencial inelegible”, advirtió.
Trump dijo no estar preocupado que los republicanos le quiten fondos —y amenazó con dejar de recaudar fondos para el partido si lo hacen.
Pero el mismo Trump que hace solo un mes prometía que iba a “ganar en grande” reconoció nuevamente ayer “que tiene un problema tremendo”.
Se refería a Utah, un estado sólidamente conservador, mormón y republicano, donde tuvo que aceptar ante un grupo de ministros mormones que el próximo presidente puede llegar a nominar cinco jueces de la Corte Suprema. “Nos puede costar la Corte Suprema”, les dijo.
No obstante, no parece dispuesto a cambiar de estilo. Horas antes, cuando en una entrevista le preguntaron cómo le haría para revertir la ventaja que Clinton le saca, Trump dijo que planeaba “hacer lo mismo que estoy haciendo ahora”.
“Al final, o funciona o me voy, tu sabes, voy a tener una muy, muy larga y tranquila vacación”, dijo a CNBC.
Este viernes, representantes de su campaña y del partido se sentarán en Orlando, y aunque la reunión fue programada para analizar la estrategia operativa en Florida, las tensiones entre Trump y el partido podrían ser abordadas.